Ubicada en la calle de Londres, en uno de los barrios más antiguos de la Ciudad de México, en el centro de Coyoacán, se encuentra ubicado uno de los sitios culturales y turísticos más representativos de la zona. La Casa Azul. Legendario inmueble que perteneció a los artistas Frida Kahlo y Diego Rivera.

A su muerte se convirtió en un magno museo, donde se exhibe la vida y obra de estos famosos personajes y que todos los días es visitado por miles de personas, especialmente turistas extranjeros, quienes sin duda se llevan una parte de la historia de México a través de sus obras y su legado

Se sabe que este espacio fue construido por el padre de Frida, el señor Guillermo Kahlo con estilo francés, sin embargo con el paso de los años fue modificado por la pintora con decoración popular, por el cariño y admiración hacia los pueblos de México.

Diego Rivera, por su parte, decidió hacer modificaciones, incluido un estudio para Frida y sin duda en cada rincón se respira la profunda unión de esta pareja. En ella se pueden ver grandes obras, pero además muebles que fueron utilizados por sus inquilino, dentro de lo que destaca las camas que usó Frida para pintar mientras se encontraba inmovilizada de la columna, el estudio, su biblioteca, la cocina, que se mantiene intacta en sus utensilios y reflejan la gran influencia que tuvo la cultura mexicana en su estilo gastronómico.

Patios amplios, llenos de árboles, de luz, de cultura y arte, es lo que se puede observar en la vivienda, pero principalmente se puede destacar su vida plasmada de muchas maneras. Incluso hay indicios a través de las pinturas, que Frida contrajo poliomielitis a los 6 años, además de un accidente trágico en un tranvía que la imposibilitó para tener hijos, hecho que le ocasionó problemas emocionales y se especula que derivó en diversas infidelidades de Diego.

Pese a que sus obras fueron comparadas con surrealismo, la misma artista se encargó de desmentir, y aseguraba que jamás pintó lo que soñaba, sino su propia realidad y de eso hay evidencia en cada rincón de la vivienda.

Se sabe que en vida Diego pidió a Dolores Olmedo que cuando él y Frida murieran convirtiera la casa en un museo, dando acceso al público a todos los espacios, a excepción de un baño, el cual pidió fuera abierto 15 años después de su muerte.

Sin embargo pasaron 50 años para que ese espacio fuera abierto y descubrieron que ahí conservaban vestidos, fotos, libros, documentos, juguetes, por lo que fue necesario habilitar un lugar adicional para exhibirlos.

Fue curioso darme cuenta que más del 90 por ciento de los que visitan el majestuoso museo son de origen extranjero, al menos en mi visita pude percatarme que llegaron visitantes de Canadá, India, Rusia, Estados Unidos, Argentina, Rumania, Japón y China.

Y a propósito del país asiático, tuve la oportunidad de conocer a un joven estudiante de la carrera en Ciencias de la Comunicación de origen Chino, quien casualmente radica en Pachuca y que es un viajero permanente. Me dijo llamarse Ziming Gao, pero para efectos prácticos en su escuela lo conocen por Patricio. Este adolescente de tan solo 21 años, ha conocido Inglaterra, Estados Unidos, Francia y algunos países más, pero constata que México cuenta con una cultura amplia y rebosante en todos los sentidos. ‘Pato’ como le dicen de cariño en su colegio, me aseguró que después de que en los próximos días parta hacia el su país natal, recordará a México con mucho cariño, por sus tradiciones, por su cultura y por su arte.

 

Hasta la próxima

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