Por: Jaime Uribe Cortez

 

Reflexión en torno a la presencia de un sistema urbano en Hidalgo.

La definición de sistema urbano no es tan simple como los ciudadanos nos pudiéramos imaginar. De acuerdo con el concepto que emana del Catálogo del Sistema Urbano Nacional 2012 constituido por el Consejo Nacional de Población, la Secretaria de Desarrollo Social y la Secretaria de Gobernación, es muy complejo dar cuenta y condensar todos los aspectos que son parte de un sistema urbano y por eso considera algunos elementos fundamentales, en particular, los procesos de urbanización y el propio desarrollo económico que son como agentes productores de las diferentes modalidades en que se manifiesta el crecimiento de las ciudades.

De modo particular, la definición del Catálogo contempla la importancia de las nociones de ciudad, crecimiento de la población, desarrollo urbano y urbanización, entre otras, concatenadas entre sí. Definir cada uno de estos aspectos es una odisea teórica y metodología que requeriría horas de lectura y reflexión.

El Catálogo del Sistema estatuye que por urbe se hace referencia a la agrupación de personas en un espacio físico continuo. En cuanto a la noción de Sistema Urbano, ya sea de naturaleza nacional o estatal, expresa el vínculo entre ciudades que contienen 15,000 habitantes o inclusive más y cuyo crecimiento o desarrollo depende del avance de aquellas que constituyen el total del vínculo.

El crecimiento urbano hace referencia a la expansión del área urbana de la ciudad y al incremento de la población. Mientras que el desarrollo urbano estriba en la planeación territorial como una estrategia de ordenamiento y amalgama de aspectos físicos, económicos y ambientales.

En este sentido, en la vida cotidiana cuando se hace referencia a una ciudad, cualquiera que esta sea, dígase Pachuca, CDMX, Cuernavaca, Puebla u otras, no se puede sino reflexionar en lo complejo que es organizar los elementos que integran la estructura urbana en relación con las agendas de gobierno y la participación de los distintos personajes que aportan recursos e ideas, a fin de llevar a buen puerto los planes de desarrollo y de ordenamiento territorial.

En este marco es menester preguntarse por la presencia de un sistema urbano propio en Hidalgo que contenga una metodología que haya surgido de las particularidades, potencias y problemáticas del contexto, que conlleve un plan por etapas que explique la organización de la vida urbana y que la mayor cantidad de detalles estén contemplados en su constitución. Quizá se ha aplicado a la realidad hidalguense el concepto difundido en el ámbito nacional para proyectar la organización territorial y ordenar los procesos de urbanización, aunque para la compleja realidad estatal ha sido difícil su aplicación.

Se tienen ejemplos concretos del servicio de transporte en diferentes sistemas urbanos. Por decir algo, de manera similar a la Ciudad de México que cuenta con un sistema de transporte denominado “Metrobús”, la ciudad de Guadalajara cuenta con el “Macrobús” y, a su vez, la ciudad de Tuxtla Gutiérrez dispone del “Conejobús”, y, en el caso de Pachuca, el “Tuzobús”.

Este mecanismo se ha posicionado como un instrumento útil que, en teoría, facilita que la población tenga desplazamientos en menor tiempo y más eficientes, lo que favorecería una movilidad más fluida por todo Pachuca. Habría que pensarlo como un buen avance en el tema de la movilidad urbana, no sin ponderar los aspectos que son una oportunidad para expandir la cobertura hacia otros territorios de la zona metropolitana y hacia otras zonas metropolitanas de ciudades como Tulancingo y Tula.

Otro tópico de interés son los parques y jardines que, por las opiniones de los habitantes de Pachuca, los municipios deben atender, pues dice mucho de la condición en que se encuentran las ciudades, por lo menos en lo que se refiere a la limpieza y mantenimiento.

Un elemento más que la ciudadanía argumenta se refiere a la inmigración procedente de otros contextos, tanto de Hidalgo como de otros estados. Este fenómeno genera que los habitantes se pregunten por la capacidad del territorio para cubrir las necesidades (vivienda, empleo y los satisfactores básicos para vivir) de la nueva población, en especial en Pachuca, Tizayuca, Tulancingo y Tula.

La constitución de un sistema urbano no es una tarea fácil de llevar a cabo. En este momento de la historia nacional, y en particular de Hidalgo, es menes-ter reflexionar en torno a la edificación de un sistema urbano que permita a to-dos los sectores sociales participar en los pormenores que den cuenta de la configuración de las ciudades hidalguenses.

La vida cotidiana de las ciudades está envuelta bajo el velo de la urbanidad. La vida entera transcurre dentro de un espacio urbano. Es en la ciudad (para otras personas, en el ámbito rural) donde transcurren las experiencias diarias, donde la población encuentra identidad y se adhiere a grupos diversos para desarrollar múltiples actividades.

Parece de suma importancia que se reflexione en torno a un sistema de desarrollo urbano como un instrumento fundamental, no solamente para la evolución urbana de la sociedad hidalguense, sino también para la construcción de una identidad ciudadana y para el mismo sector que elabora políticas públicas.