Brasilia. El presidente Michel Temer ordenó a las tropas federales que restauren el orden en la capital de Brasil tras la evacuación de algunos ministerios a causa de los enfrentamientos del miércoles entre policías y manifestantes que exigen la renuncia del mandatario.
Decenas de miles de inconformes marcharon hacia el Congreso para protestar por las reformas económicas que Temer impulsa, además de pedir su renuncia debido a acusaciones de corrupción.
Lo que comenzó como pequeños roces entre la policía y los manifestantes que intentaban abrirse paso se convirtió en una serie de enfrentamientos en los que los agentes lanzaron gases lacrimógenos y pimienta para contener a la multitud. En respuesta, los inconformes prendieron fogatas y utilizaron sanitarios portátiles para crear barricadas.
Medios locales capturaron imágenes de video de policías militares disparando pistolas al aire. La Secretaría de Seguridad Pública emitió posteriormente un comunicado en el que dijo que investigaría el uso de armas de fuego y que “este procedimiento no es usado en protestas”.
Previamente había dicho que una persona resultó herida de bala, pero no proporcionó información sobre quién realizó el disparo.
Se registró un incendio en el Ministerio de Agricultura, y los manifestantes destrozaron puertas y ventanas en otros ministerios. Algunas agencias gubernamentales fueron evacuadas, informó la presidencia.
En un breve mensaje a la nación durante los disturbios, el ministro de Defensa Raúl Jungmann dijo que por una semana se desplegarán tropas para proteger edificios federales, incluido el palacio presidencial. El emplazamiento fue autorizado por un decreto presidencial que dejó abierta la posibilidad de que los soldados puedan ser desplegados de manera más extensa en la capital. El decreto indica que Jungmann decidirá el alcance.
“Este desastre, este caos es inaceptable”, afirmó Jungmann. “El presidente Temer no permitirá esto”.
El ministro añadió que las tropas ya habían ingresado al Ministerio del Exterior, y las imágenes de televisión mostraban soldados frente al palacio presidencial. En total se emplazará a 1.500 por una semana, señaló el Ministerio de Defensa.
Temer intenta mantenerse en el poder luego de que se dio a conocer una grabación de audio en la que presumiblemente se le escucha dando su visto bueno a un soborno para un exlegislador encarcelado. El Supremo Tribunal Federal de Brasil le investiga por obstrucción de la justicia y corrupción pasiva. El mandatario se ha resistido a las exhortaciones para que dimita y dijo que disputará las acusaciones.
Su inusual decisión de utilizar al ejército para hacer frente a las protestas podría incrementar el descontento hacia el gobierno si es vista como el último estertor de un presidente que intenta aferrarse al poder.
“Este decreto nunca fue utilizado en este contexto para proteger a una administración que está aislada políticamente”, afirmó Newton de Oliveira, profesor y especialista en seguridad de la Universidad Mackenzie de Río de Janeiro. Dijo creer que el Supremo Tribunal podría ser convocado más adelante con el fin de que evalúe si la medida es constitucional.
Por la noche, la oficina de Temer emitió un comunicado en el que afirmó que era necesario desplegar al ejército después de que la vida y la seguridad de los servidores públicos quedaron en riesgo debido a la violencia. Indicó que el presidente había determinado que utilizar a la Fuerza Nacional del país, una entidad policial de élite, habría sido insuficiente. Negó también que la medida fuese inusual.
“Cuando se reestablezca el orden, el decreto será revocado”, se afirma en el comunicado. “El presidente de la república hace énfasis en que no titubeará para ejercer la autoridad otorgada a su puesto siempre que sea necesario”.
Muchos brasileños ya ven a Temer como ilegítimo porque ascendió a la presidencia después de que su predecesora Dilma Rousseff fue sometida a un juicio político y destituida. Su popularidad descendió más a medida que intentó lograr la aprobación de cambios económicos destinados a reactivar la economía, que se encuentra sumida en una profunda y prolongada recesión. Una serie de acusaciones de corrupción que han girado en torno a él y su gobierno también han desilusionado a los electores.
Ahora, con las últimas acusaciones contra Temer, muchos brasileños ya están hartos.
Tras el anuncio de que se utilizaría a los militares, altos funcionarios comenzaron a distanciarse de la decisión.
“Si este gobierno no puede sostenerse, las fuerzas armadas no sostendrán a este gobierno”, dijo el senador Renan Calheiros, quien pertenece al partido de Temer.
Rodrigo Maia, presidente de la cámara baja del Congreso, que le había pedido a Temer que en su lugar utilizara a la Fuerza Nacional, consideró la medida como “un exceso” y dijo esperar que no dure más de un día.
Por su parte, el senador Romero Juca, aliado del mandatario, defendió la decisión: “El presidente Temer trajo a las fuerzas armadas porque un hato de delincuentes le estaban prendiendo fuego a los ministerios”.
La presión sobre Temer siguió acumulándose el miércoles. La policía federal le pidió al mandatario que se presente a un interrogatorio, informaron sus asesores legales en un comunicado, pero posteriormente un juez del Supremo Tribunal determinó que la policía carece del derecho para hacer eso.
Temer perdió a otro allegado el miércoles con la renuncia de Sandro Mabel, quien publicó una carta en la que dice que necesita pasar más tiempo con su familia. Es el último de una serie de allegados que han renunciado o han sido despedidos en medio de acusaciones de corrupción.
Con el país en una profunda división y con una crisis política en aumento, la sesión de la cámara baja en el Congreso se convirtió en un caos luego de que los políticos de oposición rodearon el escritorio del presidente del recinto mientras sostenían pancartas que decían que las labores del Congreso debían ser transparentes. La sesión en el Senado también se transformó en un desorden.
Varios legisladores le han presentado solicitudes al presidente de la cámara baja para que Temer sea sometido a un juicio político, y Maia ha respondido que se tomará su tiempo para revisar las solicitudes.
Mientras el Congreso debatía, unas 35.000 personas marcharon hacia la cámara por una larga avenida flanqueada por los principales edificios gubernamentales, incluidos el Supremo Tribunal Federal, el palacio presidencial y los ministerios.
Los manifestantes gritaban “¡Fuera Temer!” y llevaban carteles en los que exigían elecciones directas inmediatas.
Si Temer renuncia, la Constitución dice que el Congreso tiene que elegir al próximo presidente, quien estaría en el poder hasta el 2018. Pero muchos brasileños, hastiados de la clase política, quieren elegirlo directamente.
También hubo enfrentamientos entre manifestantes y policías durante las protestas en Río de Janeiro contra Temer y contra las medidas de austeridad.