“Si la Policía no actúa en contra de la delincuencia, los poblanos lo haremos. Por una ciudad segura, si se atrapa a un ladrón y es linchado recuerda: Yo no vi nada, no sé nada, yo no oí nada. Basta de tanta delincuencia, poblanos unidos contra la delincuencia”.
Tal mensaje forma parte de una campaña que se hace a través de redes sociales como Whatssap y Facebook; y que se generó ante la creciente ola de asaltos en la ciudad de Puebla, los cuales han acabado en asesinatos de personas.
Pero para el director de la Facultad de Derecho de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep) Matías Rivero Marines, refirió que está situación pone al estado en un quebrantamiento, pues quienes ejecutan los linchamientos también actúan con ilegalidad.
“Incurren en homicidios, privaciones ilegales de la libertad y demás; los ciudadanos no estamos facultados para hacer justicia por propia mano lo dice claramente la Constitución, y lo más alarmante son los llamados en redes sociales a tomar armas y la justicia por propia mano», sentenció el académico.
Y si bien recalcó que de ninguna manera está justificado el actuar de los ciudadanos, no obstante, el académico reconoció que urge dar respuesta pronta a las denuncias sociales.
En este sentido dijo que ya existen ahora los justicieros anónimos y quienes tratan de amedrentar a los delincuentes, sin embargo, consideró que la delincuencia no se ataca con delincuencia; tal es el caso de los justicieros de Irapuato, quienes cortaron las orejas a los ladrones que capturaron.
«Estamos ante la lamentable respuesta de un hartazgo social, ya para nadie es un secreto que los índices de delincuencia están a la alza, tanto de orden común y federal; la gente de todos lados sufre a diario una violencia en sus pertenencias, propiedades y familiares; el problema real es la falta de repuesta de las autoridades que están haciendo que la sociedad tome las armas», argumentó.
Agregó que ese escenario de hartazgo social que se vive deriva en un quebrantamiento del estado de derecho, sobre todo ahora que la sociedad incurre en actos también considerados delictivos, como los linchamientos.