La agresión de acuerdo con el diccionario “es un acto que tiene como propósito lesionar física o verbalmente a una persona, ambos con efectos psicológicos”, además de que un ataque físico llega a implicar que al afectado se le pretende causar un daño físico con secuelas, incluso irreversibles, o que como resultado de las mismas pueden causar la muerte, mientras que la agresión verbal es por medio de la humillación que también deja sus huellas.

Esta acción se ha dado a lo largo de toda la historia, desde las épicas e históricas conquistas de tierras, países y continentes, que aún se dan bajo diferentes formas y pretextos; tanto que se han tenido que crear comisiones como las de derechos humanos, y de la verdad, entre otras que finalmente no han servido ni han hecho nada, por lo que hasta el respeto se les ha perdido; algunas instancias que actúan más como dependencias para ocultar lo que en realidad sucede que para la defensa de las garantías de la población.

Sin embargo, lo que ha quedado en evidencia es que las autoridades no quieren o pueden hacer algo para acabar con las agresiones a la población, llámense periodistas, comerciantes, trabajadores, hombres, mujeres, niños, ancianos, entre otros.

Lo peor de todo es que aquellos que cometen estas faltas son personas que en un momento sufrieron un ataque físico o verbal, buscaron a los medios de comunicación para quejarse y al menos hacer público su caso, pero al verse beneficiados olvidan lo que les sucedió e incurren en peores faltas y lo ven como algo normal, por eso en este caso aplica lo dicho por el diputado del PRD Marco Antonio Ramos Moguel, de que a los medios de comunicación no se les puede llamar cuando alguien es agredido y después atacarlos cuando no hay conveniencia de por medio.

También el legislador manifestó que en este caso como en el de los funcionarios públicos, se debe de dar el beneficio de la duda a su actuación y confiar en que se va actuar con imparcialidad, aunque dijo que en el caso de los servidores públicos es más difícil debido a que la gran mayoría obedece a sus intereses personales, a los de grupo y de sus partidos, por lo que es más fácil que pidan ser respetados pero que para los demás su actuación sea totalmente contraria.

Es por eso que los ataques no solamente a periodistas  sino a toda persona, deben alertar a la población para que nadie más los sufra ya que no se puede olvidar de que siempre hay y habrá personajes cercanos o lejanos a toda a actividad que a veces hasta sin querer o como resultado de su labor de “apoyo”, es postulado para un cargo de elección popular o bien para el servicio público.

Lugares que confunden como sitios para hacer lo que les dé en gana y la posibilidad de pasar por encima de los derechos de los demás, sin tomar en cuenta que después del cargo llegarán a tener “amigos”, pero no dejarán de ser susceptibles a los excesos que ellos cometieron y de los que tampoco sus familiares podrán escapar, y si lo quieren constatar solamente basta con  acudir alguna dependencia para que vean como serán tratados.