En el marco de la renegociación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, se observa una relación muy conflictiva, nada que ver con los partidos de futbol entre México y Estados Unidos, los negociadores mexicanos sí deberán defender la bandera mexicana con orgullo, inteligencia y aplomo.
Cuando reflexionamos acerca de las propuestas de Donald Trump, nos percatamos que éste es un personaje de opinión, pero no de reflexión. Cualquiera tiene derecho a opinar, muy respetable, pero no todos tienen la capacidad de reflexionar, bajo ese escenario, es importante meditar con base en datos y estadísticas generadas a lo largo de 23 años de vida del Tratado comercial con Estados Unidos.
Recordemos el discurso de Donald trump cuando tomó protesta como presidente de EU: “Debemos proteger nuestras fronteras de la devastación provocada por el hecho de que otros países fabriquen nuestros productos, se roben nuestras empresas, y destruyan nuestros empleos. La protección conducirá a una gran prosperidad y fuerza”. La frase anterior es resultado de la propia visceralidad de Donald Trump, en ese sentido, de frente se le puede decir a tan visceral personaje: Los empleos no se los quitaron los mexicanos, fue resultado del proceso de innovación tecnológica, la cual sustituyó mano de obra por robots; por otra parte, Trump debe saber que cerca de 6 millones de empleos generados en la economía norteamericana son resultado de las exportaciones que dicho país le hace a México. Sin Tratado Comercial no existirían dichos empleos para los estadounidenses.
Los estadounidenses deben comprender primero, que su incapacidad para crear empleos, es resultado del fuerte déficit comercial que mantiene con la economía China, el culpable no es el mexicano, si Trump busca un culpable debería ver hacia el país oriental (baste con ver las estadísticas comerciales a partir del 2001, año en que China ingresó a la Organización Mundial de Comercio).
Trump debe entender que la integración comercial con México ha dado por resultado mayor competitividad en las exportaciones estadounidenses, todo ello resultado de las cadenas de valor generadas entre las dos economías. Los negociadores mexicanos deben mostrar las bondades de los encadenamientos productivos entre ambos países.
Los empresarios mexicanos deben llegar a la negociación muy unidos con el gobierno mexicano, no se trata de unirse por unirse, se trata de generar una agenda que sea coherente con ideas y propuestas de frente a la negociación.
¿Nos merecemos los mexicanos lo que argumenta Donald Trump y su pacotilla?, en parte sí, miles de mexicanos no respetamos la legalidad, somos un país violento, se generan asesinato de periodistas, los mexicanos viven cada día la extorsión, tenemos delincuencia organizada, corrupción, etc. Pero además de lo anterior, también tenemos regiones industriales, bellas playas, recursos naturales, casi todos los climas conocidos, capital humano, etc. Pero si mezclamos las dos variables, lo negativo y lo positivo, debemos sacudirnos lo negativo como imagen hacia el exterior.
Los mexicanos tenemos pertenencia, estamos orgullosos de lo que tenemos, de nuestra historia, de nuestra comida, de nuestras zonas arqueológicas, somos resultado de una cultura milenaria, esa es la imagen que México y los mexicanos debemos proyectar.
Particularmente creo en México como potencia mundial, creo en sus valores y principios, creo en su gente, y creo que con base en nuestra base histórica se pueden superar los grandes retos.
¿Qué debemos rescatar de México? Debemos darle una nueva imagen, Acapulco se superó desde los años ochenta, Cancún en este momento ya no rescata a México, Puerto Vallarta se conoce poco, a Huatulco muchos oaxaqueños ni siquiera lo han visitado.
El problema de la imagen de México es la falta de canales para informarle al mundo entero lo que estamos haciendo, decir que México quiere ser diferente, un México sin violencia. Debemos trabajar en contra de los flagelos que nos aquejan, pero también debemos preocuparnos -como diría una gran mujer mexicana-, por cacarear todo lo bueno que hagamos.
Debemos hacer frente a Donald Trump, porque estoy seguro que ese personaje seguirá usando a México como piñata en época de navidad. Debemos mostrar al mundo lo que México quiere hacer hoy para obtener resultados en el mediano plazo, quizá a quince años.
Debemos vincularnos nuevamente con Latinoamérica, región olvidada después de que Trump nos hizo frente, debemos utilizar los medios de difusión internacional. El mundo no hará lo que a México le corresponda hacer. Debemos hacer frente a nuestros propios demonios y después, hacer frente a aquellos que nos enfrenten desde el exterior.