Me cuesta trabajo entender cómo es que miles de personas caen en el engaño de la cadena que recauda millones de pesos, y que a ojos vistos se trata de una de las más grandes estafas en la historia; es evidente que muchos de los que se enganchan lo hacen acusando inocencia, pero otro tanto lo hacen con la contundente intención de defraudar.

Recuerdo hace unos 25 años, una persona conocida de mi madre quiso engatusarla para que participara en una actividad similar, pero bajo el nombre de Pirámide, y que causaba revuelo entre los conocidos, porque se trataba de iniciar con una corta inversión para obtener jugosas ganancias, evidentemente bajo la condición de que mi madre invitara a 10 personas más de “toda su confianza” para que pudieran participar y de igual manera tener una remuneración económica abundante.

Es evidente, que de manera sorpresiva resulta muy atractivo, porque inicialmente te hacen sentir una persona de confianza, a la que se le confiere un gran secreto que redundará en un beneficio monetario si todo sale bien, pero obviamente hay una telaraña tejida de acciones fraudulentas y ventajosas que sustentan este chantaje.

Aquella ocasión en la que mi madre fue invitada a semejante actividad desistió de participar, porque muy a pesar de las necesidades, tuvo el atino de identificar que se trataba de charlatanería. Yo recuerdo poco de lo que me explicó, porque mi edad no me permitía comprender la malicia que representaba esa acción, sin embargo, hoy que ha vuelto a ser un revuelo principalmente en las redes sociales, me pude percatar desde el primer instante que existen personas que se creen listas dispuestas a defraudar.

El esquema de La Flor de la Abundancia opera con cientos o tal vez miles de personas, que sin exagerar son capaces de generar mediante el engaño y la verborrea millones de pesos, los cuales son repartidos solo entre unos cuantos. Se trata de un efecto multiplicador que pretende sumar nobles voluntades para que al final, cuando ya no haya más participantes que abonen dinero, sencillamente no habrá nada que lo sostenga y en ese instante todo mundo desaparece, todos se hacen a un lado y al más puro estilo del juego de la bolita, nadie sabe y nadie supo.

Existen estas redes de corrupción para todos los niveles, hay quienes aportan desde 20, 10 o 5 mil pesos, y también hay quienes participan con 500 pesos, la cosa es quitarle el dinero a la gente como se pueda y ya después hacerse el desaparecido. Actualmente hay una serie de estudios que han podido dar cuenta del esquema  delictivo que se usa en este enredo, la Universidad Iberoamericana a través de sus investigadores explica que la promesa para que las personas inviertan es incrementar exponencialmente sus recursos, estas aportaciones se hacen de buena fe, es decir, no se firma ningún documento.

Lamentablemente conforme se va tejiendo esta telaraña, llegará el momento en el que no habrá sustento para el andamiaje de corrupción, y por consecuencia, las personas de nuevo ingreso serán las que pagarán los platos rotos.

Debemos estar alertas a estas acciones ilícitas, nadie regala dinero por regalar, nadie te pide poco dinero para que después se convierta en un patrimonio, sencillamente hay quienes les gusta abusar de la calidad moral de las personas para dañar su economía.

 

Hasta la próxima

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