En el PRI poblano ya deben ponerse serios.

No es posible que después de haber perdido el poder a manos de Rafael Moreno Valle Rosas, y luego de Tony Gali, no puedan ponerse de acuerdo.

Siguen igual o peor que con Mario Marín Torres, el gober precioso.

Parece que no entienden que en Puebla capital prácticamente ya son la tercera fuerza después del PAN y de Morena.

Porque el peje y su partido siguen siendo los que más crecen.

Los que están remontando las encuestas, a pesar de todo.

Bien dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver.

Y es bien cierto.

Tal parece que los priistas no quieren recuperar Casa Puebla ni en 2018 ni nunca.

Porque mientras Juan Carlos Lastiri Quirós, subsecretario de la Sedatu, hace y deshace a su antojo para poder quedarse con la candidatura al gobierno, la dirigencia nacional tricolor no mueve un dedo por meterlo en cintura.

Sobre todo porque es un candidato perdedor, no hay duda.

Los números no le ayudan y su imagen no es mala, es malísima.

Mientras tanto, a Jorge Estefan Chidiac, dirigente estatal del PRI, nadie le hace caso.

A los aspirantes al gobierno les vale un comino lo que su líder de partido diga.

Para ellos sus convocatorias son como los llamados a misa.

Como dijeran: ni lo ven, ni lo oyen, ni lo escuchan.

Y lo peor, los líderes del PRI siguen tomando decisiones equivocadas.

Ahora resulta que van a cambiar de delegado cuando lo que se necesita en el PRI poblano es continuidad para poder fortalecer un proyecto político que les permita recuperar la gubernatura.

O al menos intentarlo de una forma digna.

Pero eso a los priistas parece que no les importa.

Siguen entercados en mantenerse como simples espectadores de lo que otros partidos hacen.

Tan sólo ayer José Juan Espinosa Torres, presidente municipal de San Pedro Cholula; y el senador Luis Miguel Barbosa Huerta, se estuvieron placeando en Tehuacán para escuchar a los habitantes de aquel municipio.

El ejército pejista y de Morena hace bien su trabajo.

Mientras que en el PRI se siguen peleando.

No es posible que personajes como Javier López Zavala, su ex candidato al gobierno, salga cada que se le antoje a lanzar amenazas y acciones veladas en contra del partido que le ha dado todo.

El partido que lo hizo millonario.

Zavala ya quiere seguir los mismos pasos que el diputado federal Alejandro Armenta Mier.

Y en una de esas se va para Morena.

Porque Zavala, eso sí, ya dijo que no se va a quedar sin cargo público (sin hueso) en 2018.

Así que por ello ya salió a provocar en el PRI una nueva reyerta.

Los priistas deberían sentarse a dialogar, a negociar y a intentar crear un solo frente.

Un grupo que aproveche todas y cada una de las debilidades del PAN, su división y sus conflictos locales y nacionales.

De lo contrario, insisto, el único partido beneficiado es Morena.

No me parece buena idea que el PRI esté utilizando a sus mecenas, como el tal Marcos Mazatle, para lanzar críticas al gobierno del estado utilizando el tema de la inseguridad.

¿De qué le sirve?

Y no se vale seguir alarmando más a la gente con el tema de la inseguridad.

En el PRI falta, idea, autoridad y creatividad.

Falta mando, mano dura y cordura.

Si tan solo en la capital no ponen a un dirigente con pantalones, que haga política de verdad y que no tenga compromisos con el actual gobierno las cosas no van a cambiar.

Difícilmente el ex partidazo se va a volver a levantar.

Pobre PRI.

No tiene para donde hacerse.

En lugar de capitalizar la división en la oposición los priistas se siguen peleando.

A ver si su tonta actitud no les vuelve a costar la gubernatura.

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