Líderes islámicos pidieron a los musulmanes boicotear un lugar de culto en Jerusalén que está en el corazón del conflicto entre israelíes y palestinos, después de que Israel colocó detectores de metal en los accesos tras un ataque mortal la semana pasada.

Por primera vez en décadas, Israel cerró el viernes el sitio _que es sagrado para los musulmanes, que lo conocen como Noble Santuario, y para los judíos, que lo llaman Monte del Templo_ después de que tres árabes musulmanes con ciudadanía israelí mataran a tiros a dos policías en el lugar antes de ser abatidos fatalmente a disparos.

El domingo, Israel reabrió el santuario a los fieles musulmanes pero impuso nuevas medidas de seguridad, incluso detectores de metal en las entradas y más cámaras de seguridad.

La Waqf, la autoridad islámica jordana que gestiona las cuestiones religiosas en el recinto, junto con otros grupos islámicos, se inconformó por la colocación de los detectores de metal y el lunes pidió a los fieles que “no entren en la mezquita”.

“Si se siguen imponiendo los detectores de metales, pedimos a la gente que ore ante las puertas”, afirmó. Decenas de fieles oraban en las calles cercanas al lugar porque se niegan a pasar a través de los detectores de metal.

El domingo hubo escarnamusas cuando algunos fieles musulmanes trataron de impedir a otros que cruzaran las puertas, reportó la prensa israelí. La policía afirmó que a pesar de las tensiones, cientos de creyentes entraron al complejo.

La Waqf pidió “rechazar y boicotear todas las medidas de agresión israelí, incluso cambiar el histórico status quo que incluye imponer los detectores de metal”. El comunicado agregó que “si se siguen imponiendo los detectores de metal, pedimos a las personas que oren frente a las puertas de la mezquita y en las calles de Jerusalén”.

Cualquier cambio percibido en este sitio sagrado tanto para judíos como para musulmanes puede desatar tensiones. Su cierre el viernes atrajo condenas del mundo árabe. Jordania pidió que se reabriera de inmediato y hubo protestas en las calles contra Israel. El estado judío no coordinó los cambios con Jordania, país que sirve como custodio del lugar.