MOSUL, Irak (AP) — La lucha contra el grupo extremista Estado Islámico en Mosul ha sido una lenta y metódica búsqueda de venganza para un teniente iraquí deseoso de encontrar a dos miembros de la milicia radical de su pueblo que cree que mataron a su padre hace tres años.

Reconoce sin remordimientos que ejecutó a insurgentes detenidos después de interrogarlos.

Y si encuentra a alguno de los hombres que está buscando, el teniente promete someterlos a “una muerte lenta” y colgar sus cuerpos en un poste en su localidad tras obligarles a revelar donde está enterrado el cuerpo de su padre.

Este tipo de sed de venganza tras las victorias militares está alimentando los asesinatos extrajudiciales de supuestos miembros del grupo EI a manos de las fuerzas de seguridad iraquíes dentro y fuera de Mosul.