El presidente de Brasil, Michel Temer, parecía tener el control de la situación antes de una importante votación el miércoles en la cámara baja del Congreso brasileño, en la que se decidirá si se les suspende y envía a juicio por una supuesta trama de sobornos para beneficio personal.
Pese al 5% de apoyo que le dan los sondeos de opinión y el sinfín de peticiones de que renuncie que ha recibido en los últimos meses, Temer ha logrado mantener la mayor parte de su coalición de gobierno en la Cámara de Diputados, que presidió durante muchos años.
Los legisladores de oposición confían en que al menos parte de su apoyo se vea mermado por el hecho de que los diputados tendrán que respaldar públicamente a un presidente tóxico en la televisión nacional. La primera televisora del país, Globo, tiene previsto emitir en vivo la votación del miércoles y los 513 parlamentarios optan a la reelección el año que viene.
La oposición también cree que si no consigue los votos suficientes para suspender a Temer, al menos puede demorar una resolución al impedir que entren miembros suficientes en la cámara para que no pueda conseguirse el quorum.
“Brasil y el mundo observan lo absurdo de las negociaciones que se están produciendo en plena noche (en la residencia de Temer), los videos, las grabaciones, la prueba de tantos delitos”, dijo Assis Carvalho, legislador del Partido de los Trabajadores, el principal grupo opositor. “Sería absurdo no autorizar la continuidad de este proceso”.
Aun así, las cifras parecían inclinarse del lado de Temer. Para suspender al presidente, dos tercios de los 513 diputados, o 342, tendrían que votar en su contra. El gobierno dijo tener al menos 50 partidarios más de lo necesario para que Temer se mantenga.
El presidente de la cámara baja, Rodrigo Maia, aliado de Temer, dijo el martes a la prensa que la victoria estaba garantizada.
“Esto se habrá resuelto para el miércoles por la tarde”, dijo Maia, añadiendo que sería un alivio para el país poder seguir adelante.
La crisis, que se ha prolongado varios meses, es el último escándalo derivado de la colosal investigación que ha llevado a la cárcel a muchos miembros de la elite del país, como Marcelo Odebrecht, ex director general de la gran constructora Odebrecht, y Eduardo Cunha, expresidente de la cámara baja y que cumple una sentencia de 15 años.
Temer, que fue vicepresidente, llegó al poder hace poco más de un año cuando la presidenta, Dilma Rousseff, fue impugnada y más tarde destituida por gestión ilegal del presupuesto federal.
Rousseff, miembro del izquierdista Partido de los Trabajadores, acusó a Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño, carente de ideología concreta, de estar detrás de su destitución. Ella dijo que Temer y otras personas querían echarla en parte porque se había negado a detener la gran pesquisa anticorrupción “Autolavado”. Temer lo negó.
Desde que asumió el poder, el gobierno de Temer se ha visto golpeado por un escándalo tras otro, aunque ha logrado aprobar medidas impopulares como una relajación del mercado de trabajo y propuestas para reducir las pensiones.
La ambiciosa agenda de reformas económicas, apoyada por la clase empresarial en la economía más grande de América Latina, ayudó a Temer, de 76 años, a mantenerse en el cargo pese a la indignación por las acusaciones de corrupción en su contra.
Ha aparecido una grabación supuestamente hecha en marzo en la que Temer parecía apoyar que se mantuvieran los pagos a cambio del silencio de Cunha, el influyente expresidente de la cámara y que se cree que tiene información dañina sobre muchos políticos.
Dentro de las investigaciones se reveló que Temer habría orquestado una trama de sobornos en la que recibiría millones de dólares por ayudar a JBS, una enorme empresa de empaquetado de carne, a resolver un problema de negocios. Un excolaborador suyo fue detenido cuando llevaba una maleta con 150.000 dólares, de los que buen parte habrían estado supuestamente destinados a Temer.
El fiscal general, Rodrigo Janot, abrió una investigación contra Temer por sobornos, obstrucción a la justicia y asociación criminal. Finalmente, presentó cargos contra el presidente por sobornos, aunque se espera que al menos uno de los otros cargos se concrete este mes. Eso conllevaría otra votación de suspensión en la Cámara de Diputados.