El Presidente Donald Trump acogió el miércoles una legislación que reformaría décadas de políticas migratorias para decidir quién puede vivir en Estados Unidos legalmente: remplazaría un sistema que favorece los lazos familiares con otro que se basa en aptitudes y empleabilidad.

El plan es parte del esfuerzo del mandatario de reducir el flujo de migrantes nuevos a Estados Unidos; ya ha prohibido el ingreso de visitantes de países de mayoría musulmana, ha impuesto límites a la cantidad de refugiados aceptados, ha aumentado los arrestos migratorios y ha impulsado la construcción de un muro fronterizo con México.

El proyecto de ley valoraría a los solicitantes de residencia legal con base en lo que le ofrecen al país. Argumentan que durante mucho tiempo Estados Unidos ha aceptado a demasiados inmigrantes poco calificados y que esto ha afectado a trabajadores estadounidenses.

“Este proceso competitivo de solicitudes favorecerá a quienes hablen inglés, mantengan financieramente a sus familias y a sí mismos, y demuestren aptitudes que contribuyan a nuestra economía”, dijo Trump.

“Esta legislación”, agregó, “no solo restaurará nuestro margen competitivo en el siglo XXI, sino que reconstruirá los sagrados lazos de confianza entre Estados Unidos y sus ciudadanos. Esta legislación demuestra nuestra compasión por las familias estadounidenses en dificultades; se merecen un sistema migratorio que dé prioridad a sus necesidades y ponga a Estados Unidos primero”.

El proyecto de ley de los senadores tiene como objetivo emular el sistema “basado en méritos” que se utiliza en Canadá y Australia, y otorgaría puntos a los solicitantes según su educación, su nivel de inglés, si tiene ofertas laborales de buena paga, su edad, así como sus antecedentes de logros empresariales e iniciativas emprendedoras.

El proyecto de ley, promovido por los senadores republicanos Tom Cotton y David Perdue –de Arkansas y Georgia, respectivamente–, revive una idea que se incluyó en una legislación migratoria más amplia y apoyada por el presidente George W. Bush en 2007, pero que no fue aprobada por el congreso. Los simpatizantes republicanos argumentaban que modernizaría la política migratoria que no se había actualizado de manera significativa desde 1952; sin embargo, los críticos en ambos partidos afirmaron que dañaría la economía al excluir a trabajadores que realizan trabajos de salarios bajos que los estadounidenses no quieren.

“En vez de atrapar a criminales, Trump quiere dividir a las comunidades y castigar a familias migrantes que hacen contribuciones valiosas a nuestra economía”, dijo Tom Perez, director del Comité Nacional Demócrata.

El senador republicano Lindsey Graham, de Carolina del Sur, también fue crítico al hacer notar que sectores como la agricultura y el turismo requieren de la mano de obra migrante. “Los hoteles, restaurantes, campos de golf y granjas”, dijo, “les dirán que esta propuesta que reduciría a la mitad la migración pone en peligro a sus negocios”.

Bajo el sistema actual, la mayoría de los inmigrantes legales son admitidos en Estados Unidos a partir de sus lazos familiares. Los ciudadanos estadounidenses pueden patrocinar a cónyuges, padres e hijos menores para obtener visas que no están sujetas a ningún límite numérico, mientras que los hermanos e hijos adultos tienen preferencia para un número limitado de visas disponibles. Los residentes legales permanentes que tienen green cards también pueden patrocinar a cónyuges e hijos.

La nueva propuesta todavía permitiría el ingreso de cónyuges e hijos menores de edad de ciudadanos y residentes legales, pero eliminaría la preferencia para otros familiares, como hermanos o hijos adultos. Para padres mayores que necesiten de cuidado se establecería una visa temporal renovable.

Estados Unidos le otorga residencia legal a más de un millón de personas cada año mientras que, de ser aplicada, la propuesta reduciría esa cifra en 41 por ciento durante el primer año y 50 por ciento una década después, según proyecciones de los impulsores de la medida. Las reducciones serían sobre todo a quienes llegan por lazos familiares a Estados Unidos, pues el número de migrantes que obtendrían la residencia por aptitudes laborales se mantendría casi igual con 140 mil.

En el 2014, el 64 por ciento de los migrantes que consiguieron la residencia eran familiares inmediatos de ciudadanos estadounidenses o habían sido promovidos por familia. Solo 15 por ciento ingresó por cuestiones laborales, de acuerdo con el Migration Policy Institute, una organización de investigación independiente. Sin embargo, eso no significa que quienes llegaron por lazos familiares no tienen educación o tienen aptitudes laborales menores.