México, 22 Ago (Notimex).- El fotógrafo Eniac Martínez, quien a través de ensayos fotográficos sobre viaje y fotografía, cuerpo y esencia, vida y muerte ha creado una obra sólida, recibirá el próximo 24 de agosto la Medalla al Mérito Fotográfico, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Martínez considera que la imagen debe ser evocativa y dar espacio al mayor número de lecturas para quien la aprecia, además de pensar la fotografía como una historia donde al juntar cada palabra, se forman ideas, que a su vez crean capítulos y estos libros, de acuerdo con un comunicado difundido por el Instituto.
De esta manera llega al ensayo fotográfico, donde aparece el tema de reflexión que le interesa.
Algunas de sus obras que lo ejemplifican son “Mixtecos”, “Litorales”, “Camino Real Tierra Adentro” y “Ríos”, con los que ha profundizado en la geografía humana del país.
Aunque fue en Nueva York, en el Centro Internacional de Fotografía, donde señala que “comencé a vivir la calle cargando una cámara todos los días, donde fui desarrollando el ojo fotográfico para descubrir las formas en que funcionan los planos y surge el cauce natural de la vida”.
Tras su regreso a la Ciudad de México y pasar por la fotografía de prensa y de vida cotidiana en “La Jornada”, deseaba contar una historia a través del tiempo.
Lo anterior apareció al suplir a un amigo en el registro de los mixtecos de Oaxaca, comisionado por el entonces Instituto Nacional Indigenista, donde se mantuvo por seis años, entre producción y edición, para retratar la historia de un pueblo migrante, en la que el mismo fotógrafo fue de la Mixteca Alta y Baja, a los campos del sur de Estados Unidos.
Ante la inquietud de recorrer la República Mexicana, Eniac Martínez se planteaba lo que necesitaba del proyecto y lo que el proyecto necesitaba de él, por ello, a través de la cámara de plástico “Pix Panorama”, desarrolló “Litorales”, la cual se transformó según las necesidades.
De forma similar, se dio el proyecto “Camino Real Tierra Adentro”, con un encuadre panorámico que fue un sello distintivo con el que mostraba los elementos que entran en juego en los dos mil 600 kilómetros donde las comunidades de la Ciudad de México y Santa Fe, en Nuevo México, Estados Unidos, se relacionan pese a las fronteras.
En el caso de “Ríos”, ocupó una cámara digital panorámica 6 x 6, donde utilizó el color como un factor clave para hablar de las corrientes de agua y de cuatro aspectos que fluyen a través de ellos: la vida y la muerte del río, y la vida y la muerte del hombre, en simbiosis.
Además, uno de sus objetivos fue manifestar el efecto pernicioso y catastrófico de las políticas que transforman los cauces en un vertedero de desechos.
“Sin embargo, no hago libros con el fin de crear conciencia, eso sería arrogante e ingenuo de mi parte. Lo que hago es exponer un determinado tema desde el punto fotográfico y ponerlo en la mesa”, explicó.
Entre sus proyectos como fotógrafo en diversas películas, se encuentran “Camino largo a Tijuana”, de Luis Estrada, “Vivir mata”, “Before night falls”, “Babel” y “Arráncame la vida”.
Estudió en el Instituto Superior de Arte de La Habana, Cuba y la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM; a lo largo de sus 35 años de trayectoria como fotógrafo, también ha sido músico y pintor.
Fue en “El Taller de los Lunes”, en el Consejo Mexicano de Fotografía, que junto a las enseñanzas de Pedro Meyer, se sintió cercano a la fotografía, disciplina que le ha permitió incursionar en mundos que nunca imaginó.