RENO, Nevada, EE.UU. (AP) — Donald Trump mostró dos facetas de su personalidad en el desierto del suroeste.
En un lapso de 24 horas, el presidente pronunció un discurso en el que criticó a los medios de comunicación y a los miembros de su propio partido, y otro en el que exhortó a la unidad nacional y al amor. El giro de 180 grados pareció reflejar en tiempo real el debate interno del mandatario entre las peticiones para que se modere y su tendencia a estallar.
El miércoles, Trump habló en tono mesurado y se apegó a sus declaraciones preparadas cuando elogió a los veteranos en una conferencia de la Legión Estadounidense en Nevada como ejemplos para una nación que ansía hacer a un lado sus diferencias.
“Estamos aquí para mostrarlos a ustedes como un ejemplo de fortaleza, valor y determinación que nuestro país necesitará para sobreponerse a los muchos desafíos que enfrentamos”, comentó.
La noche previa, el presidente dio rienda suelta a sus palabras en Arizona, desafiando las instrucciones que le dieron sus asistentes de que se apegara al libreto, y retomó airadamente su enfrentamiento con la prensa por la cobertura que hizo de sus comentarios sobre los actos de violencia racial ocurridos en Charlottesville, Virginia.
El estira y afloja público en los mensajes de Trump refleja las dinámicas internas en la Casa Blanca, donde el nuevo jefe de despacho John Kelly ha organizado y disciplinado al personal del Ala Oeste, pero no ha sido capaz de refrenar la tendencia del mandatario de salirse del libreto.
El discurso del presidente en Reno estuvo lleno de llamados al patriotismo y la sanación nacional que no habrían parecido extraordinarios si hubieran sido expresados por ocupantes previos de la Oficina Oval.
Pero su mitin del martes en la noche en Phoenix fue característico de Trump. Inició su discurso con palabras en pro de la unidad, pero rápidamente se mostró iracundo y culpó a la prensa por el extendido rechazo a su respuesta a la violencia en Charlottesville durante una protesta organizada por supremacistas blancos.
Trump leyó de las tres respuestas que dio a la violencia racial, cada vez más molesto. Sacó del bolsillo de su traje el comunicado que leyó el día en que una mujer murió luego de que un hombre embistiera a contramanifestantes con su auto. Pero no mencionó la parte conflictiva que, en su momento, improvisó: su observación de que “muchas partes” eran las responsables.
Eso, así como su reiteración días después de que “ambas partes” tenían culpa por la violencia que derivó en el fallecimiento de Heather Heyer y dos policías estatales, provocó que demócratas y muchos republicanos criticaran a Trump por no denunciar inequívocamente a los supremacistas blancos y a otros grupos de odio.
Para cuando llegó a la conferencia de la Legión Estadounidense, Trump parecía más cordial. Incluso agradeció al senador Dean Heller, un republicano de Nevada con quien ha tenido repetidos desacuerdos públicos. Habló también de sus esfuerzos por reestructurar y mejorar el Departamento de Asuntos de los Veteranos.
En ese discurso, Trump dijo que a los estadounidenses no los define el color de su piel, la cantidad que reciben como salario mensual ni su partido político.
“Nuestro corazón late por Estados Unidos. Nuestras almas se llenan de orgullo cada vez que escuchamos el himno nacional”, comentó el mandatario. “Ese es el espíritu que necesitamos para sobreponernos a nuestros desafíos”.
Cuando el ganador de la Medalla de Honor, Donald Ballard, subió al escenario junto al presidente y elogió a Trump, el mandatario sonrió e hizo mención de la declaración de Ballard de que Trump era “el líder adecuado para llevarnos a drenar el pantano” de Washington.
Fuente AP