A lo largo de 13 siglos de convivencia con los europeos, la civilización musulmana ha dejado su marca en la arquitectura, la culinaria, la moda, el arte, incluso los vocabularios de los países de Europa.

Esa huella irrefutable es tema de la exposición “Islam: c’est aussi notre histoire” (Islam: es también nuestra historia, en francés), que arrancó el viernes 15 en el edificio Vanderborght, en el centro de Bruselas.

Con la muestra, dirigida en particular al público joven, los organizadores Museo de Europa y Tempora esperan “abrir una nueva vía de reflexión” sobre el lugar de la cultura musulmana en Europa.

«La idea es mostrar que el Islam forma parte del ADN europeo. El paso de los años ha dejado un rastro de cooperación», explicó el historiador Elie Barnavi, director científico de la exposición y del Museo de Europa.

Pese al título elegido para el evento, la religión islámica no es abordada.

La instalación se divide en tres partes dedicadas a tres herencias: aquella dejada por la invasión árabe en Europa, la dejada por la invasión otomana en los Bálcanes, y la adquirida por los colonizadores europeos durante la ocupación del norte de África y en Medio Oriente.

Se repasa desde el conocimiento científico y filosófico exportado a Europa por los conquistadores árabes, hasta la integración de argelinos en el ejército del conquistador francés, siglos después.

Se muestra como los europeos han incorporado en su día a día juegos traídos por los árabes como el ajedrez, atuendos orientales como los turbantes usados por las bailarinas de los cabarets franceses, perfumes o alimentos como la canela, la nuez moscada, el higo.

En una sala equipada con un proyector y un dispositivo interactivo, el visitante puede descubrir palabras árabes que han influenciado el vocabulario europeo.

En videos repartidos por todo el lugar, personajes ficticios de siglos y décadas pasadas narran en primera persona episodios que revelan cómo era antaño la convivencia entre las diferentes culturas.

La exposición concluye con cinco instalaciones de artistas contemporáneos que “tejen la trama de las relaciones entre los musulmanes y no musulmanes en la Europa de hoy y evocan las cuestiones planteadas por esa coexistencia”.

La organización de la muestra “no ha sido fácil”, confió Barnavi.

Programada inicialmente para el primer semestre de 2016, fue arrollada por el doble atentado terrorista que sacudió la capital belga en marzo del año pasado.

«Buscamos lugares donde instalar la muestra, pero el tema era mal percibido en la época. Creo que la herida todavía estaba muy abierta. Hemos tenido que dejar pasar el tiempo», explicó Benoît Remiche, director de Tempora.

Por fin, el proyecto encontró respaldo en el gobierno regional de Bruselas, que le consideró particularmente importante para afrontar la estigmatización de la comunidad musulmana, intensificada tras los atentados.

«Con la vuelta del individualismo, de la intolerancia, esas obras son impertinentes y didácticas. Deseo que muchas escuelas visiten la exposición», dijo la secretaria regional de Cultura y Turismo, Karine Lalieux.

Opinión similar externó el excanciller español Miguel Ángel Moratinos, quien contribuyó con el proyecto y participó en la inauguración oficial, el jueves.

«La historia del entrelazamiento de las civilizaciones europeas e islámicas ha sido a veces violenta y a veces pacífica, pero siempre rica en influencias mutuas. Hoy el multiculturalismo está siendo cuestionado. Europa debe imponer como su grande desafío revisar su relación con el mundo árabe-musulmán», sostuvo.