Por Héctor Adolfo Quintanar Pérez

Uno de los puntos más catastróficos que surgieron como consecuencia a los derrumbes del sismo del pasado lunes en la Ciudad de México, es el ahora tristemente célebre no. 286 de la Avenida Álvaro Obregón en la Colonia Roma. Este edificio usado para oficinas de diversas empresas, según testimonios, alberga aún en su interior al menos a dos docenos de personas que se encuentran atrapadas entre los escombros y pertrechos del hasta hace unos días vistoso y moderno edificio.

Las labores de la sociedad civil en materia de rescate no se hicieron esperar desde los primeros instantes en que finalizó el catastrófico sismo, e incluso, por testimonio de uno de los familiares de los atrapados a este reportero, ellos mismos lograron rescatar con vida a tres personas la madrugada del martes antes de que el ejército y la Marina de México acordonaran el área para iniciar y controlar las labores de rescate.

La desesperación es evidente en los familiares, quienes no paran de intentar ayudar a las instituciones gubernamentales obteniendo una negativa por cuestiones de seguridad, sin embargo, los diversos grupos de voluntarios, rescatistas y los famosos “Topos” de diversas partes del país y del planeta representan en gran medida una esperanza a todos aquellos que viven la dolorosa angustia de no poder reunirse con sus familiares.

Cada vez que alguno de estos brigadistas de rescate levantan el puño en señal de silencio, representan una gota de esperanza para las familias en apuros, pues sólo con silencio absoluto pueden escuchar el llamado de aquellos que se encuentran aún dentro de las instalaciones ahora derrumbadas.

De igual manera ya existe una gran respuesta ciudadana a la catástrofe como es costumbre entre los capitalinos, pues no existe plaza pública donde no se hayan organizado grupos de acopio tanto de víveres y despensas, como de herramientas de construcción, vitales para las labores de rescate entre los escombros por parte de los grupos de rescate. 

Es necesario recalcar que existen otras zonas de la república como los estados de Puebla, Morelos, Hidalgo y Oaxaca donde también se necesitan enfocar esfuerzos en rescate y ayuda humanitaria, mismos que se están canalizando desde la sociedad civil ante la lenta respuesta institucional estatal y federal.