El Vaticano fustigó el domingo a un auditor general depuesto que alega haber sido expulsado bajo amenaza de arresto por lo que él dice que fueron cargos falsos.

En una declaración, el Vaticano admitió que Libero Milone renunció en junio después de que los investigadores del Vaticano determinaron que su oficina había “contratado ilegalmente a una empresa externa para llevar a cabo investigaciones sobre la vida privada del personal de la Santa Sede”.

Milone dijo el sábado a los periodistas que el 19 de junio le informaron que el papa Francisco había perdido la confianza en él. Agregó que posteriormente fue sometido a un interrogatorio “agresivo” por parte de la policía vaticana, que le decomisó material de su oficina y le dijo que renunciara o que enfrentaría un arresto.

 

“Ellos querían que confesara algo, no sé qué, porque actué dentro de los límites de los estatutos”, dijo Milone a Sky TG24 y otros medios de comunicación.

El Vaticano alegó que Milone había rebasado su mandato, que ofreció libremente su renuncia y que fue tratado con pleno respeto por los investigadores. Dijo que estaba “sorprendido y entristecido” de que Milone violara los términos de su partida, según los cuales se le exigió mantener en secreto las razones detrás de ello.

La renuncia de Milone causó sorpresa porque apenas llevaba dos años de un mandato de cinco y porque era visto como una parte clave de los intentos de Francisco para reformar las finanzas del Vaticano. Junto con el cardenal George Pell, Milone fue encargado de supervisar los presupuestos de la Santa Sede y de auditar las finanzas de los diversos departamentos del Vaticano.

Pell regresó recientemente a su Australia natal para enfrentarse a un juicio por señalamientos de abuso sexual, que él ha negado. Su secretariado para economía, que incluye la oficina de Milone, está siendo administrado por subordinados por ahora.