Artesanos mexicanos preparan las marionetas gigantes, trajineras y carros alegóricos que participarán en el segmento “Carnaval de Calaveras”, que se llevará a cabo el 28 de octubre durante el desfile por el Día de Muertos en esta ciudad.
La comparsa partirá de la Estela de la Luz y llegará a la explanada del Zócalo. Será un trayecto de siete kilómetros y algunas de las piezas que el público disfrutará de manera gratuita están inspiradas en el caricaturista Eduardo del Río “Rius”, personajes de la “Familia Burrón”, calaveras y la Catrina de José Guadalupe Posadas.
De acuerdo con Carlos Navarrete-Patiño, director creativo de la productora Ánima Inc. a cargo de “Carnaval de Calaveras”, las avenidas y calles de la Ciudad de México serán recorridas por cuatro carros alegóricos, cinco marionetas gigantes y siete empujables.
Los últimos portarán a similares de las tradicionales trajineras de Xochimilco y junto con ellos habrá 12 comparsas diferentes.
“Este año contamos con una ‘marching band’ de 200 alumnos provenientes del estado de Puebla, quienes vienen a abrir el carnaval. Sé que el primer segmento del desfile (La Muerte Viva) lleva tres carros alegóricos, unos cuatro inflables, cinco empujables y como 10 comparsas”, explicó a Notimex en entrevista.
Desde el Taller El Volador, donde se crean las figuras, reveló que desde hace seis meses un equipo de unas 100 personas trabaja día, tarde y noche para que los referidos elementos escénicos sean una realidad y generen asombro.
Aclaró que todas las piezas participaron el año pasado durante el primer desfile, pero no se trata de los mismos diseños. Es decir, se reutilizó el material o el esqueleto para crear personajes.
“No quiero que la gente piense que cada año se hace este gasto porque no es así. Se guardaron las (marionetas) de 2016 y ahora se reajustan con lo que tenemos. Se les pone una flor más, se recortan, se pintan o se recrean”, indicó.
Las piezas están hechas por manos mexicanas a base de fibra de vidrio, papel picado, cartonería, palma, textiles, telas y flor de cempasúchil traídas de Xochimilco.
“Una trajinera gigante es la que cerrará el desfile. Lucirá un gran monumento de flores y una gran portada que dirá: ‘México canta y no llores’. No sería una fiesta si no hubiera cempasúchil, si no oliera a copal o a pan. Esos son los elementos que vamos a cuidar durante el desfile”.
Navarrete-Patiño, también diseñador de vestuario, platicó que en las comparsas colaboran voluntarios de entre 17 y 75 años.
“El año pasado una señora me dijo que quería bailar. Esa vez la puse en un altar y en esta ocasión irá sobre una trajinera. También habrá parejas de danzoneros. El ‘casting’ lo conforman unas 300 personas y voluntarios son como 250.
“Estos últimos son chavos, señoras y señores que no les gusta el bailongo, pero quieren ser parte de la celebración y se unen en las tardes después de trabajar o de cuidar a los niños. Ellos vienen a poner lentejuelas, botones, cierres y ayudan con la pintura, cortan el papel picado o crean flores”, comentó.
El director creativo expuso que los diseños de esos personajes han sido tan llamativos en esta capital que diversos estados del país solicitaron que también visiten sus ciudades, aunque aún no hay nada en concreto.