El presidente independentista catalán Carles Puigdemont aseguró que no existen garantías para convocar elecciones en Cataluña.

El presidente independentista catalán, Carles Puigdemont, afirmó este jueves que no existen garantías para convocar elecciones en Cataluña, y derivó en el Parlamento la respuesta a la anunciada intervención de la autonomía regional por parte del gobierno central.

«He estado dispuesto a convocar estas elecciones siempre y cuando se diesen unas garantías […]. No hay ninguna de estas garantías que justifiquen hoy la convocatoria», dijo Puigdemont en un esperado discurso, un día antes de que el Senado español dé luz verde a la toma de control de la región por Madrid.

Puigdemont aseguró que ahora depende del Parlamento catalán avanzar en el mandato para separarse de España tras el referendo independentistas que se celebró el 1 de octubre.

En su esperada comparecencia pública, Puigdemont llamó a la ciudadanía a mantener el «civismo y la paz», en un momento en que las calles vuelven a oscilar entre la decepción y la alegría en medio de la cambiante situación política.

El Senado, controlado por el conservador Partido Popular de Rajoy, debería aprobar este viernes la aplicación del nunca usado hasta ahora artículo 155 de la Constitución, que permite la intervención de la región por parte del poder central.

Entre las medidas solicitadas, el ejecutivo reclama la destitución del gobierno de Puigdemont, la supervisión de la actividad del parlamento catalán o la toma de control de la policía o los medios de comunicación públicos regionales.

Esto puede desatar fuertes protestas en Cataluña, cuya sociedad está muy orgullosa del autogobierno regional recuperado tras la muerte del dictador Francisco Franco (1939-1975).

La respuesta catalana pasa por el parlamento regional, dominado desde 2015 por los partidos independentistas. A las 17H00 (15H00 GMT) estaba prevista un pleno para abordar la situación pero fue retrasado a la espera de que Puigdemont decidiera qué hacer.

En la variopinta alianza de partidos separatistas que respaldan su gobierno, la mayoría exigía proclamar una república independiente pero dentro de su partido conservador PDECAT existían presiones para no hacerlo, señaló una fuente del gobierno regional.

En los últimos días se habían multiplicado las mediaciones entre Puigdemont, Rajoy e incluso la Casa Real para evitar el choque frontal entre ambas instituciones, explicaron fuentes envueltas en esta interlocución.

El objetivo era conseguir que se convocaran elecciones en Cataluña a cambio de que Madrid no aplicara el artículo 155. Estuvo cerca de conseguirse por la mañana, cuando Puigdemont informó a los diputados independentistas su intención de convocar elecciones.

Pero el anuncio oficial se retrasó en varias ocasiones a la espera de que el gobierno español rechazara la intervención de la región, señalaron estas mismas fuentes. Finalmente, al aparecer, descartó la convocatoria de elecciones y recriminó al poder central su «absoluta irresponsabilidad».

La decisión se traslada ahora al parlamento regional, que celebra a partir de esta tarde un pleno parlamentario que puede alargarse hasta el viernes. Los militantes independentistas así como muchos de sus diputados desean que se proclame una República independiente.

Se sienten legitimados por el referéndum inconstitucional del 1 de octubre, ganado ampliamente por los separatistas pero con una participación del 43% y celebrado sin apenas garantías.

Este paso puede costar a Puigdemont y su gobierno una denuncia por rebelión, pasible con penas de hasta 30 años de prisión.