Devin Patrick Kelley, quien mató a 26 personas en la iglesia de un pequeño pueblo de Texas escapó de un centro de salud mental en Nuevo México en 2012, de acuerdo con informes policiales.
En una ocasión, según los informes, Kelley fue sorprendido cuando intentaba entrar con armas a una base militar y amenazó a oficiales superiores. Asimismo, fue sospechoso de un ataque sexual en 2013 en New Braunfels, a unos 55 kilómetros (35 millas) del escenario de la matanza el domingo pasado en Sutherland Springs.
Los informes que salieron a la luz el martes indican que la policía tuvo al menos tres oportunidades para impedir que Kelley tuviera acceso a las armas con las que masacró a buena parte de la feligresía durante el oficio del domingo pasado en la Primera Iglesia Bautista. Las autoridades dijeron que la cifra de 26 muertos incluye el bebé en el vientre de una de las mujeres muertas. Kelley, quien fue perseguido por vecinos, estrelló su auto y se mató de un tiro.
La Fuerza Aérea confirmó el martes que Kelley recibió tratamiento en el centro de salud mental cuando estaba preso y aguardaba su juicio en un tribunal militar bajo cargos de atacar a su esposa de entonces y golpear al hijo de ésta con tanta fuerza que le fracturó el cráneo.
El hecho de haberlo confinado contra su voluntad en una institución mental hubiera sido razón suficiente para negarle un arma siempre que el hecho figurase en la base de datos federal utilizada para la verificación de antecedentes de quienes intentan comprar armas.
Kelley también fue sorprendido cuando intentaba introducir armas en la Base Aérea Holloman en Nuevo México donde prestaba servicios, según un informe de la policía de El Paso, Texas, divulgado ayer.
Cuando era militar, a sus 21 años, Kelley amenazó de muerte a oficiales superiores, de acuerdo con el informe de junio de 2012, que también menciona las acusaciones militares. Fue condenado a 12 meses de cárcel por el asalto.
La Fuerza Aérea reconoció el lunes que no introdujo los antecedentes criminales de Kelley en la base de datos federal como requieren las normas militares, lo que hubiera sido otro motivo para negarle un arma.
Si lo hubiesen condenado por asalto sexual, probablemente no habría podido comprar un arma, ya que las normas federales prohíben su venta a personas condenadas por un delito punible con más de un año de cárcel. La comisaría del condado de Comal, Texas, dijo que revisaban si hubo errores en la investigación del ataque sexual.
Las autoridades hallaron un fusil Ruger AR-556 en la iglesia y dos armas cortas en el vehículo. Las tres armas fueron adquiridas por Kelley, dijo Fred Milanowski, agente a cargo de la oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos en Houston.