Irán rechazó el lunes una condena de los cancilleres de la Liga Árabe _en la que criticaron a la República Islámica y a su representante Jezbolá_ calificándola de una declaración “llena de mentiras” y “resultado de la presión y la propaganda” de Arabia Saudí.

Según la prensa estatal, el portavoz del Ministerio de Relaciones de Irán, Bahram Ghasemi exhortó a Arabia Saudí a cesar “sus ataques barbáricos” en Yemen, donde una coalición de liderazgo saudí ha estado librando una guerra contra rebeldes respaldados por Irán desde marzo de 2015.

También pidió a los saudíes a poner fin a su boicot contra Catar, que tiene buenas relaciones con Irán.

Los cancilleres de la Liga Árabe se reunieron en El Cairo el domingo y arremetieron contra Irán y contra su grupo guerrillero afín, el Jezbolá libanés, acusándolos de desestabilizar la región y prometiendo llevar el tema al Consejo de Seguridad de la ONU.

El presidente libanés Michel Aoun, de religión cristiana pero aliado del Jezbolá, rechazó también la declaración que acusa a ese grupo guerrillero de apoyar a “grupos terroristas” de la región.

Aoun denunció que Líbano fue víctima de “agresión” israelí y que tenía el derecho de defenderse. Jezbolá, el único grupo libanés que retuvo sus armas tras la guerra civil de 1975-1990, obligó a Israel a retirarse del sur de Líbano en el 2000 y continúa proyectándose como el principal defensor de Líbano. El Jezbolá es también integrante de la coalición gobernante libanesa.

Aoun dijo que Líbano rechaza cualquier acusación de que su gobierno “participa en ataques terroristas”.

Las tensiones entre Irán y Arabia Saudí se agravaron en semanas recientes cuanto rebeldes proiraníes en Yemen, conocidos como hutíes, dispararon un misil que fue interceptado cerca de Riad. Arabia Saudí acusa a Irán y al Jezbolá de armar a esos rebeldes, lo que ellos niegan.

Arabia Saudí es de etnia suní e Irán es de etnia chií y ambos han sido históricos rivales por la supremacía en la región.