La Cámara de Diputados aprobó la nueva Ley de Seguridad Interior, a través de la cual se legaliza la presencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública.

PRI, Verde, Panal y PES emitieron 248 votos a favor; Morena, PAN, PRD y MC 115 en contra y se registraron 46 abstenciones en lo general; igual se presentaron 101 reservas, las cuales serán expuestas por 40 oradores durante su presentación en lo particular.

Las diversas agrupaciones defensoras de derechos humanos buscarán juntar el respaldo de 33% de los legisladores y presentar una controversia constitucional ante la Corte; lo mismo harán con la CNDH. El argumento es que la Cámara de Diputados no está facultada para legislar en materia de seguridad interior.

A pesar de ser una legislación que atañe no a un solo sector, sino a toda la población, 70 diputados federales prefirieron no asistir a la Cámara, en donde se atestiguó un debate pobre y lastimero por su bajo nivel, como el que protagonizó el diputado del PVEM por Guerrero, Arturo Álvarez, quien para callar a la oposición que portaba pancartas en contra de la ley, les respondió con un “bla, bla, bla”.

La Comisión de Gobernación que encabeza la priista tamaulipeca Paloma Guillén inició la sesión en privado para aprobar el dictamen.

La forma en «secreto» con que pretendió dar cauce a la “discusión” y aprobación del dictamen provocó malestar entre la oposición, pues además de ello se intentó que el debate y aprobación no fueran transmitidos en el Canal del Congreso y menos aún en circuito cerrado.

Además, organizaciones como Cencos y el Colectivo Seguridad sin Guerra se manifestaron en contra del acto en privado; los reclamos y protestas de ciudadanía y legisladores de Morena, PAN, PRD y MC llevaron a la priista a hacer una concesión: la discusión fue trasladada al salón de plenos del edificio A de San Lázaro.

La sesión siguió siendo en privado, aunque se transmitió por televisión de paga. Desde afuera, una vez que se “cantaron” los 18 votos a favor, activistas de diversos colectivos dijeron a los diputados con gritos de “¡golpistas! ¡golpistas!” 

Los diputados priistas, del Verde, del Panal y PES salieron prácticamente “huyendo” por la puerta trasera del salón de protocolo, evadiendo así a la ciudadanía que es para la cual se supone trabajan y legislan.