A medida que el valor del bolívar cae en picada, miles de venezolanos comenzaron a usar el bitcoin para costear sus gastos más básicos, mientras una comuna socialista en el oeste de Caracas lanzó una moneda propia con la que busca paliar la escasez de billetes que ha limitado la circulación de efectivo en Venezuela.

Desde humildes jubilados hasta grandes empresarios, los venezolanos están convirtiendo sus bolívares en bitcoins por Internet, y usando la cibermoneda para pagar por todo tipo de cosas: desde productos básicos, cervezas, medicamentos, hasta consultas médicas.

En Venezuela, esa «divisa de crisis» se ha convertido en cuestión de vida o muerte para muchas personas.

«No es cuestión de política, es cuestión de supervivencia», dijo John Villar, que compró con la moneda virtual los medicamentos necesarios para tratar la esclerosis múltiple que aqueja a su esposa, algo común en un país cuyo sistema de salud pública sufre de grave escasez.

El auge del bitcoin en Venezuela ocurre justo cuando el valor de esa divisa digital se ha disparado a más de 17 mil dólares.

En países pobres como Venezuela, la moneda digital es un salvavidas para muchas familias, que con comprar siquiera una fracción de un bitcoin, ahorran algo de dinero.

«Los venezolanos se están refugiando en las divisas digitales», dijo Rafael Useche, fundador de Colibit.

Si bien el valor del bitcoin es sumamente volátil, para muchos venezolanos que no tienen la capacidad de convertir sus bolívares en moneda extranjera, es una mejor inversión que los bolívares que pierden buena parte de su valor de un día para otro.

«Más que un bien que ahora está aumentando de precio, es una reserva», dijo Useche.

En tanto, la comuna socialista El Panal 2021, en el oeste de Caracas, lanzó este viernes una moneda propia, el «panal», iniciativa con la que busca paliar la escasez de billetes que ha limitado la circulación de efectivo en Venezuela.

Cada unidad equivale a cinco mil bolívares (cinco centavos de dólar al tipo de cambio no oficial) y también existen piezas de uno y cinco panales.

La moneda, inspirada en iniciativas probadas en países como Italia y Uruguay, se usará para adquirir productos como arroz y pan que están siendo manufacturados por los habitantes de la comuna socialista El Panal 2021, que tiene unas 10 hectáreas de extensión y está conformada por unas cuatro mil familias.

«Nos sentimos abrumados, para confesar, no sabíamos que la aceptación iba a ser tan rápida y tan grande», expresó Salvador Salas, representante de la comuna situada en la barriada capitalina «23 de Enero», un bastión del chavismo. La moneda ya superó una prueba piloto, afirmó.

La moneda, inspirada en iniciativas probadas en países como Italia y Uruguay, se usará para adquirir productos como arroz y pan.

La primera impresión, hecha por el banco comunal Banpanal, fue de cuatro mil billetes de cada denominación y eran comprados descontando el equivalente en bolívares de una tarjeta de débito.

Los panales servirían para canjearlos el fin de semana por arroz, con un valor de 3 panales por kilo, lo que equivale al precio regulado de 15 mil 300 bolívares, pero está muy por debajo de los al menos 45 mil bolívares por la misma cantidad en el mercado no regulado.

«Lamentablemente, se están llevando los bolívares venezolanos para Colombia (…) y, al no tener efectivo dentro de nuestra comunidad, se hace complicado adquirir un producto y por eso nosotros estamos impulsando la economía comunal», comentó José Lugo, portavoz comunal.

Los comuneros esperan respaldar la moneda con reservas conformadas por alimentos producidos en El Panal 2021, chatarra procesada, así como criptomonedas.

No obstante, economistas han insistido en que la inflación se acelera tan rápido que el Banco Central no puede emitir moneda con la misma velocidad. Los bancos limitan la cantidad de efectivo diario a entregar por persona, aunque no hay cifras ni información oficial al respecto.

Adicionalmente en la comuna trabajan en el desarrollo de aplicaciones o billeteras digitales para el intercambio de los panales, además del lanzamiento de las fracciones de 10 y 50 centavos.