El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, lucha este jueves por convencer al Parlamento que no hay motivos para retirarlo del puesto en la mayor tormenta política en aquel país desde 2000, la cual le acarrea el riesgo de convertirse en el primer mandatario destituido en la ola regional de escándalos ligada a la brasileña Odebrecht.
El exbanquero de Wall Street de 79 años y su abogado tendrán dos horas para exponer su defensa. Luego Kuczynski, junto a sus dos vicepresidentes, retornará a la casa presidencial mientras los legisladores debatirán el futuro del gobernante al menos otras cuatro horas.
Hasta ahora, la ola regional de escándalos ligados a Odebrecht ha provocado la condena a 6 años de cárcel del vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas por asociación ilícita, mientras el expresidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, está apelando una sentencia por corrupción y lavado de dinero.
Kuczynski no ha sido juzgado, pero está bajo una investigación fiscal que lo interrogará la próxima semana acerca de su consultora privada Westfield Capital, la cual realizó asesorías financieras a Odebrecht por 782 mil dólares mientras él era ministro de Economía y primer ministro del gobierno del presidente Alejandro Toledo (2001-2006).
Tras negarlo repetidas veces, Kuczynski recién admitió el domingo que ganó “algo de dinero” con Westfield Capital, pero el mandatario señaló que durante esa época no dirigió su empresa sino que delegó sus funciones en el director de la firma, el chileno Gerardo Sepúlveda.
En un mensaje a la nación en la víspera, Kuczynski pidió disculpas a los peruanos por no ser “ordenado” con sus archivos y memorias.
“Ser descuidado y desprolijo es un defecto, pero no es, no ha sido, ni será jamás para mí una herramienta de deshonestidad y mucho, mucho menos, de delito”, dijo.
Con tono enérgico pocas veces visto en él, Kuczynski afirmó que enfrenta “un golpe bajo el disfraz de interpretaciones legales supuestamente legítimas”, y que “la constitución y la democracia están bajo ataque”.
La información que tiene contra la pared al mandatario fue entregada hace una semana por la oficina local de Odebrecht a una comisión investigadora parlamentaria dirigida por el partido de su rival Keiko Fujimori, a quien Kuczynski venció en los comicios presidenciales de 2016 por escasa diferencia.
Cuando se agravó la crisis política, la firma brasileña dijo en una carta que trató de forma exclusiva con Sepúlveda y que las transacciones con la empresa de Kuczynski fueron legales, están contabilizadas y no forman parte de ninguna pesquisa por corrupción.
El constitucionalista Pedro Cateriano dijo a la agencia AP que el Congreso dirigido por el partido de Fujimori “le ha lanzado un ultimátum al presidente: ‘o renuncia o lo removemos’… en un trámite de tal celeridad nunca antes visto en la historia parlamentaria, en solo 9 días”.
En caso de que Kuczynski fuera retirado del puesto, la ley indica que debe sucederlo el primer vicepresidente Martín Vizcarra, un ingeniero civil de 54 años, quien retornó la víspera desde Canadá, donde se desempeña como embajador, y quien junto a la segunda vicepresidenta Mercedes Aráoz han dicho que mantienen su absoluta lealtad al mandatario.
La bancada oficialista de 17 parlamentarios, la más diminuta desde 1995 cuando Perú adoptó un parlamento unicameral, buscará evitar que la oposición sume 87 votos del total de 130 miembros del Congreso para remover a Kuczynski por “incapacidad moral permanente” debido a que negó varias veces haber recibido remuneraciones de Odebrecht hace una década.
La OEA anunció que enviará a dos miembros para monitorear el proceso de remoción, sobre el cual Kuczynski se ha amparado ante el poder judicial bajo el argumento de que se ha vulnerado su derecho constitucional al debido proceso.
El partido Fuerza Popular de Keiko Fujimori domina el Parlamento con 71 escaños y necesita al menos 16 votos adicionales de otros cinco partidos políticos para sacar del sillón presidencial al mandatario.
El legislador Daniel Salaverry, vocero del partido fujimorista, dijo que si el presidente viene al Congreso “deberá ser para presentar su carta de renuncia. Estamos dándole la oportunidad… sabemos tomar decisiones”.
Cateriano, quien fue primer ministro y ha estudiado la corrupción política peruana de la década de 1980 y 1990, indicó que Kuczynski debería ser investigado incluso por una comisión investigadora parlamentaria, pero no destituido de forma inmediata.
Si Kuczynski deja el poder sería el cuarto presidente peruano destituido por “incapacidad moral” desde la fundación de la República en 1821. El último en ser removido por esa causal en el año 2000 fue Alberto Fujimori, el padre de Keiko, quien purga 25 años de prisión por corrupción y asesinato.
“En el caso de Alberto Fujimori sí estamos frente a un incapaz moral: dio golpe de Estado, gobernó al margen de la constitución, delinquió, huyó y renunció desde Japón. No hay por lo tanto ese sustento para afirmar que Kuczynski se ha comportado de una manera inmoral de forma permanente”, dijo Cateriano.