Un grupo de investigación de Fisiología Celular y Biología Molecular de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) publicó en la revista arbitrada Oncotarget, el resultado de un trabajo que reveló que la demasía de colesterol en el hígado más la presencia de estímulos carcinogénicos condicionan el desarrollo de tumores hepáticos tempranos muy agresivos.
Luis Enrique Gómez Quiroz, profesor del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Iztapalapa, dijo que el estudio preclínico efectuado en animales de experimentación mostró que la sobrecarga de elementos grasos condiciona la aparición de ese tipo de enfermedades con más rapidez y fuerza.
Tales condiciones del órgano encargado de la transformación de los alimentos en energía, la síntesis de factores de coagulación y la eliminación de sustancias y desechos tóxicos, por ejemplo alcohol, provocan estrés oxidante, dañino para el ácido desoxirribonucleico (ADN), un aumento de mutaciones y la desactivación de las proteínas que lo reparan.
El especialista explicó que provoca la aparición precoz de lesiones hepáticas y, de manera eventual, de tumores de gran tamaño y alta vascularización, es decir, con vasos sanguíneos que pueden ocasionar metástasis hacia otros órganos, incluidos pulmones y colon.
El estudio «Cholesterol overload in the liver aggravates oxidative stress-mediated DNA damage and accelerates hepatocarcinogenesis», producto de la tesis doctoral en Biología Experimental de la alumna Cristina Enríquez Cortina, consistió en suministrar hasta por ocho meses una dieta rica en sustancias grasas a ratones, a todos ellos se les inyectó un agente químico iniciador del proceso tumoral, emulando las secuelas por ingesta de alcohol, indicó el profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Los animales que recibieron esa alimentación desarrollaron más rápido carcinomas hepáticos y registraron, tanto una conducta más agresiva como metástasis a pulmones y colon, en contraste con aquellos a los que también les fue suministrado el agente químico, pero tuvieron una dieta balanceada libre de colesterol, evolucionaron neoplasias de menor tamaño y número.
Dijo que al buscar explicaciones, se encontró que el ADN presentaba más deterioro y que el sistema de reparación «estaba impedido», debido a lo cual aparecen masas anormales de tejido en tiempos prematuros.
La investigación enfatiza que comestibles ricos en componentes grasos favorecen la formación de tumores hepáticos tempranos y agresivos, un riesgo que crece cuando hay estímulos carcinogénicos, como alcohol.
Recordó que la dieta de los mexicanos es abundante en este tipo de componentes presentes en tamales, carnitas, tacos, pancita, mariscos y huevo, sobrepasando por hasta el doble los niveles de consumo recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Eso «hace que la población sea susceptible a la sobrecarga de esta sustancia en el hígado, que lo empaqueta en lipoproteínas o moléculas grandes y lo reparte» en el cuerpo, destacó.
Gómez Quiroz expuso también que la prevalencia de cáncer es un problema cada vez más serio en México y el resto del mundo, en tanto que los hepáticos primarios representan la segunda causa de muerte vinculada a este terrible mal en el plano global, aun cuando lo más preocupante es que aparece con mayor frecuencia entre jóvenes e incluso en niños.