Con temperamento poético pero también con singular poderío técnico, el pianista chino Haochen Zhang engalanó hoy las actividades del Festival Internacional de Piano, durante el recital que ofreció en la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario (CCU).

Medalla de Oro en el Concurso Internacional de Piano Van Cliburn, en 2009, el joven pianista arrancó los aplausos del público reunido en la que es considerada la mejor sala de conciertos de América Latina, con un concierto en el que sonaron obras del finlandés Jean Sibelius (1865-1957) y del ruso Serguéi Prokófiev (1891-1953).

Definido por Mateo Guerrieri, del «Boston Globe», como un pianista con inagotables reservas de fuerza, cuya imaginación es impostada por una sutil delicadeza, Zhang estuvo acompañado por la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM), bajo la dirección de Massimo Quarta.

Con su arte abstracto, como denomina el intérprete su relación con la música del piano, demostró sus habilidades técnicas y sentimiento que lo han posicionado en la cúspide del reconocimiento internacional.

Serio y siempre metido de lleno en su instrumento, el joven que se ha presentado con numerosas orquestas como la Filarmónica de Varsovia, la de Los Ángeles, la de Filadelfia y la Nacional del País del Loira, cerró su participación en este festejo con una presentación fuera de serie.

Elegancia, velocidad y sutileza caracterizaron la presentación de este chino en su tercero y último concierto que ofreció esta tarde ante decenas de melómanos y amantes del piano.

El concierto inició con la OFUNAM, que encantó con “El amor por tres naranjas” (marcha) de Prokofiev, una obra resultado de un encargo durante la exitosa primera visita del ruso a Estados Unidos en 1918.

Enseguida apareció este «chamaco», de 27 años, para deleitar con la obra “Concierto para piano no. 2”, también de Prokofiev, una pieza dedicada a Maximiliano Schmidthof, amigo personal del compositor, quien se suicidó luego de dejar una carta de despedida a Prokófiev.

La obra, integrada por cuatro movimientos musicales, encantó a los presentes, toda vez que el pianista demostró madurez y virtuosidad, despertando los aplausos del recinto.

El solista, quien ha visitado ciudades como Tokio, París, Tel Aviv, Munich, Roma, Bogotá y Belgrado, concluyó su participación con “Sinfonía no. 5”, de Jean Sibelius, una pieza para orquesta en tres movimientos, compuesta por el propio compositor para celebrar su quincuagésimo cumpleaños.

Al final, el chino agradeció las constantes muestras de cariño del público mexicano, ante un foro que le sienta muy bien, debido a que no es la primera vez que se hace presente en este lugar.

Con frecuencia participa en encuentros y series de conciertos en Estados Unidos y Europa, entre ellos el Festival de La Roque d’Anthéron, la Serie Celebrity de Boston, la Sociedad Musical de La Jolla, los Conciertos Van Cliburn y el Festival de Verbier.