Una selección de 24 imágenes integra la muestra fotográfica «La Revolución Mexicana en el ñuu savi. Imágenes de un suceso histórico que cambió a la región», que ofrece un singular panorama de ese periodo histórico en el gran territorio mixteco.
Abierta al público a partir del próximo viernes en las instalaciones de la Coordinación Nacional de Antropología del INAH, en Avenida San Jerónimo 880, la exhibición retrata las condiciones de las comunidades ñuu savi en el Porfiriato, a la acción de líderes locales en las distintas facciones revolucionarias.
Francisco López Bárcenas, investigador de El Colegio de San Luis y uno de los curadores de la exposición, recordó que decepcionado de la causa maderista, el líder Domingo Ortiz fue imaginó la unificación del reino mixteco, desde Pinotepa de Don Luis y Huazolotitlán, en la costa, hasta Yanhuitlán y Coixtlahuaca, en la Mixteca Alta.
Éste y otros episodios que narran la singularidad de la lucha revolucionaria en el llamado territorio ñuu savi, el pueblo de la lluvia, pueden evocarse en esta muestra que permite apreciar, entre otras cosas, las asimetrías sociales de la época, destaca el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Según López Bárcenas, aunque la mayor parte de la tierra seguía siendo comunal, lo mismo en la Mixteca de Oaxaca, que en la de Puebla y Guerrero, importantes haciendas y ranchos impactaban en la economía regional y en la organización política, repercutiendo en la división de clases sociales.
En todas esas haciendas y ranchos se sembraban diversos productos, como caña de azúcar y algodón, lo mismo que se impulsaba la crianza de cabras y ganado mayor para satisfacción del mercado regional y nacional, usando mano de obra mixteca muy barata.
Junto a las haciendas y ranchos existieron las “haciendas volantes”, inmensos atajos de cabras, propiedad de ricos que arrendaban las tierras comunales para pastorear.
Aparte de la economía tradicional, los habitantes de los pueblos ofrecían su mano de obra a los dueños de las haciendas, ranchos y trapiches, por salarios míseros; o bien vendían parte de su producción agrícola, principalmente el maíz, por el cual obtenían una paga mucho más baja con relación a los costos de producción.
El incumplimiento del Plan de San Luis Potosí por Francisco I. Madero —que prometía devolver las tierras de las cuales habían sido despojados de manera arbitraria—, fue el «leit motiv» de las sucesivas rebeliones que se dieron por todo el territorio ñuu savi, a fin de recuperar sus títulos de tierras que les habían sido arrebatados por hacendados. También plantaron cara a rancheros, caciques, grandes comerciantes y usureros regionales.
López Bárcenas explica que todo esto llevó a un momento de suma importancia, como fue el levantamiento liderado por el general Emiliano Zapata, el comandante general del Ejército Libertador del Sur, en Ayoxuxtla, el 27 de noviembre de 1911, para que los revolucionarios mixtecos firmaran el Plan de Ayala y posteriormente apoyaran el zapatismo.