El obispo de la Diócesis de Chilpacingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, reveló que dos de las personas que fueron halladas desmembradas el pasado 30 de enero en Chilapa, junto con la joven que fue degollada pocos días después, eran los padres y hermana de una monja.
Durante una misa informó que la religiosa era la responsable del Colegio Morelos de Chilapa, haciendo un trabajo excelente, sin embargo posteriormente a los hallazgos que cobraron la vida de sus familiares, ella junto con otras compañeras decidieron salir de la ciudad.
Expresó su molestia por los hechos ocurridos, así como el asesinato de los sacerdotes Germaín Muñiz e Iván Añorve, quienes han sido difamados por las autoridades estatales de Guerrero para justificar la violencia del lugar.
“Tenemos la lepra de tipo social, mucha gente de Guerrero tiene miedo por la inseguridad, hasta yo tengo miedo por la inseguridad que hay por donde quiera”, agregó Rangel.
Además mencionó que una estrategia que podría detener estas ejecuciones, sería que los gobernantes puedan negociar con los líderes del crimen organizado de la localidad, pues la inseguridad está afectando a los habitantes; dijo también que no permitirá que revictimicen pues el Estado es el responsable de la inseguridad en los caminos.
Cabe mencionar que el pasado 30 de enero, fueron encontrados siete cuerpos desmembrados dentro de 15 bolsas de plástico, cerca del río Ajolotero de Chilapa; cinco de las víctimas eran artesanos provenientes de Veracruz y se dirigían a Guerrero a vender.
Posteriormente una chica de 18 años fue hallada muerta en el barrio El Calvario de Chilapa, presentaba signos de tortura y abuso sexual y de acuerdo con personal forense, murió de asfixia.