No sé qué es preferible: el mal que hace bien o el bien que hace mal.
Michelangelo Buonarroti
El día de hoy, 18 de febrero, se cumplen 454 años del fallecimiento de uno de los más grandes artistas de la historia -Miguel Ángel (1475-1564). Fue un escultor, pintor, arquitecto, político y poeta italiano de la época del renacimiento. Desarrolló su labor artística a lo largo de más de setenta años entre Florencia y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas, la familia Médici de Florencia y los siete papas romanos con los que trató.
Comenzó su formación como pintor a los 12 años y un año más tarde se adentraría en el mundo de la escultura a través de Bertoldo di Giovanni, el cual le introduciría en el influyente círculo de los Médici. Triunfó en todas las artes en las que trabajó, caracterizándose por su perfeccionismo. Fue bautizado con el nombre del Divino debido a los prodigios que salieron de su privilegiada mente y sus virtuosas manos.
La escultura era su actividad predilecta y la primera a la que se dedicó; posteriormente su quehacer fue la pintura, casi como una imposición por parte del papa Julio II. De su amplio legado en escultura y pintura destacan dos grandes obras: El David y la bóveda de la Capilla Sixtina.
Sus últimos años los dedicó a la arquitectura, en 1516 Miguel Ángel recibió su primer encargo arquitectónico del papa León X, hijo de Lorenzo el Magnífico, el cual confiaba ciegamente en su talento y le encomendó un proyecto para la fachada de la iglesia florentina de San Lorenzo, templo familiar de los Médicis. Posteriormente Pablo III le confiaría los más importantes proyectos de su mandato, entre ellos la reordenación de la plaza del Campidoglio (1546), sobre la antigua colina del Capitolio y la intervención en la Basílica de San Pedro, siendo nombrado arquitecto jefe de la basílica.
A más de quinientos años después de que Miguel Ángel dibujó la historia del Génesis, investigadores creen haber encontrado mensajes en sus ilustraciones anatómicas (ya que a él se le considera uno los más grandes anatomistas de la humanidad) pintadas en el techo de la Capilla Sixtina, astutamente ocultas de los Papas e incontables estudiosos religiosos, por siglos desapercibidas en su representación de la divinidad.
En 1990, el doctor Frank Lynn Meshberger publicó un artículo en el Journal of the American Medical Association explicando que las figuras y sombras de las pinturas de la Bóveda de la Capilla Sixtina en particular las relacionadas con “La Separación de la Luz y las Tinieblas” y “La Creación del Hombre” situadas detrás de la figura de Dios, son una imagen anatómicamente precisa del cerebro humano.
Descifrando que dentro del mural de «La Creación del Hombre» en el panel central del techo, había una ilustración anatómica perfecta del cerebro humano seccionado. Meshberger cree que Miguel Ángel cubrió a Dios con un manto representando el cerebro humano para sugerir que Dios dotaba a Adán no sólo con la vida sino con la inteligencia suprema.
Dos décadas después de la teoría de Meshberger, los expertos en Neuroanatomía, Ian Suk y Rafael Tamargo, publicaron en la edición de mayo de 2010 de la revista científica Neurosurgery, nuevos hallazgos que analizan a profundidad la obra de Miguel Ángel en la Bóveda de la Capilla Sixtina, específicamente sobre el primer fresco de la serie del Génesis: La Separación de la Luz y las Tinieblas.
Sobre este freco indican que: Miguel Ángel pintó a Dios visto desde abajo, en escorzo (representación de una figura situada oblicua o perpendicularmente al plano del papel) y con los brazos levantados. Sobre él parece que el cielo se abre y las nubes dejan pasar la luz, aunque ésta sólo apunta a una dirección, dejando una zona en penumbra. Suk y Tamargo descubrieron que justo en el cuello, en la extensión de la garganta, se puede ver la representación precisa de la médula espinal y un aparente cerebro humano, agregan que tal vez la imagen de «La Separación de la Luz y las Tinieblas» se refiera a la lucha entre la ciencia y la religión.
El prestigiado doctor Douglas Field dice que tal vez el significado de la pintura “La Creación del Hombre” en la Capilla Sixtina no es el de Dios dando inteligencia a Adán, sino que la inteligencia y la observación (y el órgano que las hace posibles -el cerebro) llevan directamente a Dios. Y concluye diciendo que “la obra de Miguel Ángel combina el arte, la ciencia y la religión como un espejo”.
Como podrá apreciar, amable lector, la obra de Miguel Ángel a casi medio siglo de su muerte sigue siendo un enigma.
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