El Papa Francisco suspendió todas sus actividades públicas y se recluyó en una casa religiosa de las afueras de Roma para un retiro espiritual de Cuaresma con sus principales colaboradores.

Durante toda esta semana, el líder católico permanecerá en la residencia “Divino Maestro” de la localidad de Ariccia, a 26 kilómetros al sur de la capital italiana, donde reflexionará sobre el tema “Elogio de la Sed”.

La tarde de este domingo, dejó su residencia vaticana de Santa Marta y se trasladó hasta ese lugar en autobús acompañado por cardenales, arzobispos y obispos, quienes mantendrán sus “ejercicios espirituales” allí hasta el próximo 23 de febrero.

Como cada año, un sacerdote conducirá las meditaciones, unas por la mañana y otras por la tarde. En esta ocasión se trata de José Tolentino de Mendonça, vicerrector de la Universidad Católica de Lisboa y consultor del Pontificio Consejo de la Cultura.

Es tradición de la Iglesia católica que los fieles dediquen un tiempo durante el año para retiros espirituales, algo que vale incluso para los Papas.

Jorge Mario Bergoglio introdujo la innovación de llevar este momento fuera del Vaticano, mientras su predecesor, Benedicto XVI, tenía las meditaciones en la capilla “Redemptoris Mater” ubicada dentro del Palacio Apostólico.