El incremento del porcentaje de la población sin ingresos suficientes para adquirir la canasta alimentaria básica del 40 al 42 por ciento es reflejo de la precarización del mercado laboral en México, ya sea a través de empleos mal pagados, pérdida de poder adquisitivo y falta de oportunidades de empleo, señaló el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Según el reporte semanal en la materia realizado por el CEESP y citado por el diario El Financiero, el porcentaje de personas que no pueden comprar la canasta alimentaria se elevó en al menos 20 de 32 estados.
“El porcentaje de la población con ingreso laboral insuficiente para adquirir la canasta alimentaria aumentará de un 40 por ciento en el cuarto trimestre del 2016 a 41 por ciento en el mismo lapso del 2017.
Preocupa que esta situación se haya replicado en gran parte del país ya que en 20 de las 32 entidades federativas aumentó el porcentaje de la población con ingreso laboral insuficiente para adquirir la canasta alimentaria, especialmente en Hidalgo donde el porcentaje pasó de 41.5 a 50.1 por ciento. En la Ciudad de México pasó de 31.1 a 37.9 por ciento y en Tabasco de 42.8 a 48.7 por ciento”, indicó.
Y consideró como “signos de un mercado laboral con deficiencias” la concentración de la población ocupada en los niveles salariales más bajos.
Ejemplo de ello, dijo, son el nulo acceso a los servicios de salud para casi el 63 por ciento de la población ocupada y más de una cuarta parte de ocupados con jornadas laborales superiores a 48 horas a la semana.
Asimismo, mostró su preocupación ante la precarización del mercado laboral, toda vez que los salarios se mantuvieron en niveles bajos.
Lo anterior, reflejado en que, del total del aumento en ocupación, 1 millón 117 mil personas consiguieron un empleo con hasta dos salarios mínimos, mientras que la ocupación en los rangos salariales superiores a dos salarios mínimos se redujo en 1 millón 627 mil puestos.
Respecto a la cifra de ocupados con ingresos no especificados, la incertidumbre se mantiene, pues este grupo aumentó en 1 millón 281 mil personas, para llegar a un total de 7 millones 645 mil, tres veces el total de ocupados que ganan más de cinco salarios mínimos.
Por otro lado, el poder adquisitivo se ha visto golpeado por el repunte en el nivel inflacionario, lo que ha generado mayor pobreza y desigualdad, ante la falta de consumo.
Aunque la tasa de desocupación se ha reducido significativamente hacia el cuarto trimestre de 2017, casi la mitad de los desocupados son personas con niveles de instrucción más altos, con estudios de nivel medio superior y superior.
Mientras que, en el sentido opuesto, el menor porcentaje de desempleo lo registran quienes tienen sólo primaria o preparación incompleta.
“La teoría dice que a mayor preparación aumenta la posibilidad de encontrar un empleo mejor remunerado; sin embargo, las cifras actuales parecen indicar lo contrario. Es fundamental que los incentivos estén alineados con las necesidades técnicas de la actividad económica y de las nuevas generaciones.
La pérdida de talento se puede convertir en un factor que inhiba el ritmo de crecimiento”, advirtió.