La ameba Naegleria fowleri, conocida como la «ameba come cerebros», causó la muerte de un niño de ocho años en Argentina. El hecho ocurrió en febrero de 2017, luego de que el pequeño nadara en una laguna de Vedia, una localidad a unos 350 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires. El diagnóstico se hizo público en medios masivos argentinos esta semana.
Sixto Costamagna, doctor en Bioquímica y especialista del grupo científico que detectó, diagnóstico e investigó el caso, aseguró que “se trata del primer caso autóctono registrado en Argentina de meningoencefalitis amebiana, la enfermedad causada por la Naegleria fowleri”.
Tanto Costamagna como otros expertos coincidieron en que no se trata de una epidemia y pidieron a la población no caer en pánico. La directora del Hospital Abraham Piñero de Junín, ciudad cerca al lugar donde se dio el caso, aseguró que este fue una rareza. «Son casos aislados, esporádicos, no hay un patrón de epidemiología de frecuencia en estos casos», dijo a la agencia de noticias Télam.
No obstante, Costamagna aseguró que el cambio climático, a través del aumento de la temperatura en el planeta, pueda generar el aumento de personas infectadas con la ameba. Así, recordó que hay tres factores que proveen de un hábitat ideal a la Naegleria fowleri: aumento de las temperatura en el ambiente, incremento de lluvias y liberación de desechos de cloacas a fuentes de agua. La zona en la que se ubica la laguna donde se infectó el menor fallecido cumple con estos requisitos.
El científico argentino, comentó que «puede que aumenten porque la temperatura está en aumento, la contaminación de las lagunas están en aumento y hay una mayor frecuencia de ir a bañarse a lugares donde no corresponda».
Esta infección no suele ser frecuente en el mundo hasta ahora. En Estados Unidos, en 54 años (entre 1962 y 2016), ha habido 143 casos reportados, de acuerdo a información de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
La Naegleria fowleri puede estar en cualquier fuente de agua dulce como en la tierra. De acuerdo a los CDC, los únicos espacios donde no vive esta ameba son los que contienen agua salada, como los océanos.