Todo está preparado ya para los Premios Oscar 2018. En la madrugada de este domingo comenzará la gran gala del cine a nivel internacional, donde los nominados a un Oscar podrán recibir una bolsa que contiene todo tipo de productos, y que este año ha sido valorada en 100.000 dólares (82.000 euros).
Los regalos no están vinculados a la Academia Cinematográfica sino que es una iniciativa de la empresa Distinctive Assets, la misma que fue demandada el año pasado por dicha institución por el uso no autorizado de sus imágenes. En el lote de regalos que se envía a los nominados, se incluyen vales para un viaje de doce días a Tanzania con todos los gastos pagados; otro de siete días a Hawái, una estancia en una lujosa villa en Haidikiki, en Grecia, y una semana de alojamiento en un spa cerca de San Diego, además de una donación de 10.000 dólares (8.200 euros) de comida para perros al refugio de su preferencia. A todo ello hay que sumar diez sesiones con un entrenador personal; joyas comestibles, todo tipo de cosméticos; un kit para elaborar su árbol genealógico; velas, libros, dulces e incluso naranjas orgánicas.
A diferencia de los Globos de Oro, en los Oscars, los nominados y demás invitados no tienen que recoger los regalos al final de la gala, sino que son enviados a los domicilios particulares o a los hoteles en los que se alojan los candidatos.
En realidad, durante la semana previa a la entrega de los Oscars, quien quiera aprovechar su fama aun sin haber obtenido una nominación, puede dedicar sus horas a recorrer los numerosos salones de regalo o gifting suites que en estos días aparecen como hongos en los hoteles de cinco estrellas de Los Ángeles. Una verdadera industria en sí misma que genera una buena cantidad de dinero gracias a marcas que buscan una asociación con rostros famosos, y que también aprovecha las semanas previas a los Grammy, a los Emmy e incluso el festival de Sundance.
El martes, cuando todavía no habían llegado a Los Ángeles muchos de los nombres pesados que asistirán a la gala, el sitio elegido para ofrecer los regalos a los famosos fue el hotel Intercontinental de Century City, en los terrenos que una vez fueron de la 20th Century Fox. Allí, una enorme mesa en el lobby repleta de juegos infantiles recibía a los asistentes, por lo general figuras secundarias de cine y televisión. Tras registrarse se pasaba a un salón en donde, tras posar para la foto de rigor, había stands en los que ofrecían artículos de defensa personal, cremas para afeitarse, perfumes y productos para bebés, todo, todo absolutamente gratis.
La promotora de una empresa de cafeteras preguntaba al que se acercaba si estaba nominado o no, y dependiendo de la respuesta se llevaba una máquina para preparar café o una simpática taza con medio kilo de granos para moler. En el jardín estaba el estand de Beso del Sol, una sangría elaborada en Valdepeñas (Ciudad Real); una marca de velas y otra de vinos y, en un segundo salón, los visitantes se llevaban, previa foto y amable conversación, un abridor electrónico de botellas y un aireador. El plato fuerte, sin embargo, estaba a la salida. Quienes lo merecían a juicio de los organizadores se iban con un enorme bolso repleto de productos, que incluía alimentos, cosméticos y artículos electrónicos, y cuyo valor total aunque era mucho más bajo que el que reciben los nominados al Oscar, superaba los 2.500 dólares (2.000 euros).