La Superliga de Grecia se ha visto involucrada en escándalos y amenazas en torno  a los últimos días que termino con su suspensión indefinida.

Todo comenzó casi al final del partido entre el PAOK y AEK, cuando el árbitro consideró fuera de juego un gol de Fernando Varela, defensa del PAOK y el presidente del PAOK, Ivan Savvidis se lanzó a la cancha escoltado por guardaespaldas para discutir con un árbitro con una pistola enfundada en su cintura.

Lo que provocó una avalancha de protestas del público que se desbordó hacia el terreno y obligó a los jugadores a abandonar la cancha.

Savvidis, antiguo político ruso y uno de los hombres más ricos de Grecia, también saltó al terreno y se lanzó en busca del árbitro, a quien no le quedó más alternativa que retirarse también a los vestuarios.

El organismo rector del fútbol mundial, la FIFA, y la UEFA, condenaron el incidente, aunque anunciaron que cualquier medida disciplinaria «cae bajo la jurisdicción de la Federación griega».

Este lunes, el ministro de Cultura y Deporte de Grecia, Georgios Vassiliadis, anunció la suspensión indefinida del campeonato de fútbol nacional.

«No se reanudará hasta que haya un marco claro, acordado por todos, para establecer las condiciones y las reglas», afirmó.

En declaraciones al diario deportivo ruso Russia Sport Express, el equipo de prensa del magnate negó que lo ocurrido pudiera calificarse como delito.

El comunicado indica que Savvidis portaba la pistola porque tiene permiso para hacerlo ya que «está permitido en Grecia» y señalaron que, aunque la llevaba en la cintura, no amenazó a nadie con ella.

La policía, no obstante, asegura que la orden de detención se basa en que entró con un arma al terreno, lo que está prohibido por las leyes griegas y por las normas del fútbol internacional.