El día de hoy se cumplen 80 años desde que Lázaro Cárdenas del Río, promulgara la expropiación petrolera y tres meses después se creara Petróleos Mexicanos (Pemex).
Sin embargo, el estado en el que se encuentra la empresa es de crisis, por la baja productividad, además de no destacar internacionalmente, a nueve meses de que Enrique Peña Nieto entregue su administración.
Algunos expertos en economía consideran que Pemex se encuentra en crisis por los rezagos actuales, pues se piensa que entre más años pasen para una compañía petrolera, esta suele a seguir fortaleciéndose, pero la mexicana parece la excepción.
“Las empresas petroleras entre más años cumplen, más jóvenes se ven, porque hay modernización tecnológica y en su gestión, pero Pemex a sus 80 años se ve como una viejita de 80 años: está pauperizada, está arrugada, no tiene columna vertebral, realmente estamos viendo un proceso tal vez irreversible de la obsolescencia de Pemex, lo cual es gravísimo porque es el activo público más importante que tiene este país”, comentó Miriam Grunstein, académica del Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE).
Dijo también que Pemex es un «elefante blanco extinto», y deben de saber que hacer con el «cadáver», pues existen dudas de quien se quedaría con el, ya que la administración actual no pudo resolver ni corregir el proceso de deterioro que ya viene desde hace muchos años.
En temas financieros los volúmenes de producción se encuentra en números rojos, pues en promedio desde el 2004, de los tres mil 340 millones de barriles de petróleo diarios (mbpd), se llegó el año pasado a los mil 951 mbpd, el más bajo desde 1980.
La Secretaría de Energía (Sener) en su Prospectiva del Petróleo Crudo y Petrolíferos 2016-2030, menciona que “durante los últimos diez años se ha presentado una tendencia descendente en la producción de petróleo crudo”, lo cual es resultado de menor producción en los activos, declinación natural de campos y recortes presupuestales, entre otros.
Se menciona que el precio promedio de la mezcla mexicana en 2013 fue de 98.44 dólares por barril; en 2014, de 85.48 dólares; en 2015, 43.12; en 2016, 35.65; en 2017, 46.73; este año ronda los 55 dólares, reflejando un desplome en los precios internacionales del crudo mexicano, afectando con esto los ingresos de Pemex.
Es por eso que el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), encareció los productos más de 100 por ciento en menos de una década, de los 7.88 pesos que el litro de gasolina Magna costaba en enero de 2010, en 2011 subió a 8.84; en 2012, a 9.82; en enero de 2018 llegó a 17.10, y en marzo rebasa los 18 pesos, mientras que, el combustible Prémium ronda los 20 pesos.
Esto no solo afecta el bolsillo de los consumidores, también a las finanzas de la empresa mexicana, gracias a los permanentes incrementos al precio en calidad de importados, ya que la producción interna resulta ser más costosa.
Gracias a la Reforma Energética, la cual entró en 2014, Pemex dio la oportunidad de que empresas mexicanas y extranjeras pudieran trabajar en México, pues a través de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), se les han otorgado alrededor de 90 contratos y una extensión territorial de casi 90 mil kilómetros cuadrados asociados a ellos, en bloques tanto terrestres como marítimos para exploración y explotación de hidrocarburos.
Actualmente se cuenta con dos mil oportunidades exploratorias, 32.2 por ciento en regiones terrestres y 27.6 por ciento en zonas marinas profundas, sin embargo la producción significativa es solamente la de Pemex.
“Pemex no está creando negocios en exploración y producción. Ha hecho alianzas estratégicas, por ejemplo, con Chevron y con British Petroleum, pero los resultados estamos aún lejos de verlos. Entonces, tanto como asignatario y como contratista Pemex está en una situación muy delicada, y dado que todavía los operadores privados que entraron no están produciendo, sí nos pone en una situación de seguridad energética bastante precaria”, declaró Grunstein.