Debido a que el ajolote cuenta con un genoma de 32 mil millones de pares de bases de ADN, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estudian diversas secuencias repetidas que pueden ayudar a tratar afecciones asociadas al cáncer y al envejecimiento.
“Se trata de trechos de fragmentos de ADN idénticos repetidos cientos de miles de veces. Una composición de genoma muy particular en donde hay poca densidad de genes, y por ello, entender su organización fue todo un reto”, sostuvo, el director del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, Félix Recillas-Targa.
De acuerdo con la página web de UNAM Global, refirió que el ajolote, llamado en el idioma náhuatl como “Axolotl”, es un anfibio endémico del sistema lacustre del Valle de México, que tiene la capacidad de regenerar tanto el músculo como el hueso, e incluso, los nervios.
El investigador explicó que el genoma del ajolote es muy especial comparado con otras especies y para descifrarlo se desarrollaron técnicas de secuenciación masiva sofisticadas, además de algoritmos computacionales que permitieran analizar dichos datos.
“Por ejemplo, si tomáramos el genoma humano y lo extendiéramos tendría una longitud de aproximadamente dos metros, donde se codifican 22 mil genes. El resto es muy rico en elementos denominados secuencias repetidas que corresponden al 90 por ciento, y de hecho, es donde se encuentra la información que regula a los genes. En cambio, el genoma del ajolote tiene muchas más secuencias repetidas que el humano”, refirió.
Recillas-Targa acotó que es imposible que el genoma del ajolote funcione para la regeneración de miembros humanos, sin embargo, podría entenderse cómo ocurre esa regeneración y si tiene alguna explicación o aplicación en los tejidos de los seres humanos.
Esto debido a que las personas no tienen la capacidad de regeneración de extremidades, pero podría estudiarse el proceso curativo de una herida.
“Creo que este modelo animal puede ayudar a la ciencia a abordar esas preguntas de perspectivas que no se habían entendido antes”, apuntó el científico.
Además, resaltó que este estudio contribuiría a conocer más sobre la fisiología de varios procesos celulares, por ejemplo, se sabe que el ajolote tiene una vida larga y que la tasa de formación de tumores cancerígenos es muy baja, por lo que si se logra entender su fisiología y biología molecular, tal vez se podría comprender por qué tienen pocas probabilidades de desarrollar tumores.
El investigador puntualizó que continuarán con los estudios para analizar si dichas secuencias pueden tener algún efecto positivo en la salud del ser humano.