Barbara Bush, matriarca de una de las grandes dinastías políticas estadounidenses, murió este martes a los 92 años en su casa de Houston (Texas).

Fue una primera dama carismática y popular. Durante el mandato de su marido, George W. H. Bush (1989-1993), se le llegó a llamar el “arma secreta” del republicano, quien, en cambio, fue poco reconocido en su tiempo en activo y no salió reelegido.

Tuvieron seis hijos, uno de los cuales, George, sería también presidente (2001-2009) y otro, Jeb, precandidato en las últimas elecciones a la Casa Blanca.

La familia comunicó el domingo que la matriarca había pasado a recibir cuidados únicamente paliativos en la fase terminal de una dolencia que no se especificó en el comunicado, tras varias hospitalizaciones. «Mamá nos mantuvo siempre en alerta y nos hizo reír hasta el último momento», dijo su hijo y expresidente, George W. en un comunicado.

Barbara Bush ha sido hasta ahora la única mujer, junto a Abigail Adams (1744-1818), esposa y madre de presidentes de Estados Unidos. Aunque en casa se encargaba de imponer la disciplina, el público veía en ella un talante más suave y cálido que el de su marido, quien, de hecho, solía referirse a la primera dama para recalcar la labor más social o humanitaria de su Gobierno.