El concierto Allegro sinfónico para niños: cuentos y voces, interpretado por la Orquesta Sinfónica de Minería con el director Raúl Delgado, cautivó al Auditorio Nacional en donde sonaron 11 piezas que acercaron a los infantes a la música de ópera.
La anfitriona fue la cantante Sasha Sokol, quien interactuó con el público al que narró las historias que hay detrás de los autores y de los temas que sonaron durante este espectáculo.
El «show» arrancó con la obertura “Las bodas de Fígaro”, escrita por Wolfgang Amadeus Mozart, quien empezó a escribir su música desde temprana edad.
Después continuaron el dúo Papageno y Papagena de la ópera “La Flauta Mágica” también de Mozart, así como la obertura “El Murciélago” de Johann Strauss hijo, que se ganó la ovación de los miles de asistentes.
“¿Cuántos de ustedes no habrán venido con la idea de que la música de conciertos es muy seria? La verdad es que la música nos permite recorrer las emociones más contrastadas y distintas».
“Podemos ir de lo ridículo a lo dramático, de lo profundo a lo ligero, del amor, al temor y de la paz a la guerra”, expresó la vocalista integrante del grupo Timbiriche.
Después de la obertura de “Carmen”, del autor Georges Bizet, dijo que este personaje resulta muy atractivo, pues tenía un temperamento rebelde, explosivo: una mujer que no se deja dominar.
Para cantar ópera no sólo hay que nacer con una voz extraordinaria, sino que un cantante tiene que cuidar y cautivarla, porque es su instrumento, así lo dejó claro el barítono Josué Cerón, quien cantó el monólogo “Toreador”.
“Tienes que cuidar muchísimo la voz, porque es nuestro instrumento, tomar mucha agua, dormir bastantes horas, no desvelarte, hacer ejercicio, vocalizar, estar estudiando constantemente”, explicó.
Las danzas húngaras, que sonaron a continuación, fueron compuestas por Johannes Brahms, quien hizo la famosa canción de cuna, platicó Sokol.
A él lo ponían feliz los viajes a diferentes sitios donde estudiaba los cantos y danzas y sobre todo la música, pertenecientes al folclor de cada lugar, a los 19 años de edad se fue de gira al este de Europa, acompañado por un amigo violinista, iban tocando en varias localidades, recogiendo temas de música popular.
“Allegro efectivamente quiere decir alegre en italiano y los términos musicales se definen en ese idioma, porque fue en Italia en donde por primera vez se les ocurrió por el siglo XVII acompañar las partituras musicales por imitaciones de emoción y ritmo, para que quienes interpretaran la música en otro lugar u otro tiempo tomaran en cuenta el sentimiento que tenía el compositor”, señaló la vocalista.
La próxima pieza fue “La Cenicienta” de Gioachino Rossini y al igual que “Carmen” fue cuento, película, ballet y ópera, la cual transmite la travesura, dulzura y tristeza de este personaje.
En el “Dúo para dos gatos” de Gioachino Rossini pasaron al escenario Josué Cerón (barítono) y Anabel de la Mora (soprano) para deleitar con esta melodía.
Continuó la opereta “Caballería ligera”, de Franz von Suppé, la cual trata de batallas y aventuras dentro de un ejército, precisamente de una caballería que era usada para misiones de reconocimiento, que iban a explorar al terreno enemigo, usaban lanzas, espadas, arcos.
Lo más característico es el sonido de su trote, cosa que el autor quiere transmitir, cargada de imágenes relacionadas del campo “por momentos cierren los ojos para imaginar más claramente”, pidió Sasha, quien antes de concluir tomó el lugar del director de orquesta.
En el bloque final estuvo la obertura de “Guillermo Tell”, de Gioachino Rossini, este personaje, a diferencia de “La Cenicienta” o “Carmen”, sí existió, a quien se le añadió un personaje de leyenda para convertirlo en un héroe de su pueblo.