Un adolescente de 12 años y un niño de tres años tienen una gran diferencia de edad y de la perspectiva de la vida, no viven juntos, pero tienen algo en común: una mamá que los adora y que luchó siempre por estar con ellos, a pesar de estar diez años en la cárcel.
A los 19 años, Adriana Palacios, fue injustamente acusada del delito de lenocinio y corrupción de menores derivado de que se le “confundió” por llamarse así, pero por gente que no le convenía a sus intereses es como se le privó de la libertad. Por lo tanto estuvo tras las rejas en el Cereso de San Miguel, en Puebla.
En ese entonces, la joven tenía un bebé de tres meses, el cual tuvo que dejar con su esposo y familia para su cuidado, “la situación cuando te encuentras recluida no solamente te priva de tu libertad, incluso te priva de tus derechos como madre, no me permitieron quedarme con mi hijo, no me permitieron nada”.
La señora, originaria de Apizaco Tlaxcala, narró a Síntesis que durante esos años encerrada no hubo un día que no esperara la visita de su hijo, incluso, nunca pasó una navidad o día de las madres con él; “era muy pequeño cuando lo dejé”.
Pese a las circunstancias, con el paso de los años, ella tenía el sueño de volverse a embarazar, vivir su maternidad, disfrutar cambiar los pañales, darle de comer a un bebé; escenario que no logró concretar con su primer hijo.
Aún sabiendo las circunstancias del ambiente en la cárcel y lo que pudiera pasar, la señora hoy de 30 años, se enfrentó a todo ello y planeó su embarazo, junto a su pareja, estando en la cárcel.
“Sabía lo que podía pasar, pero yo estuve encerrada por un delito que no cometí y siempre me mantuvo de pie la idea de saber que yo no era de ese lugar y que no tenía porque ser la misma que todos; me aferré a mis ganas, a mi reloj biológico y decidí embarazarme”, acentuó.
Dar a luz encerrada
En el marco del día de las madres, relató que en la cárcel “te prohíben ser madre”, te prohíben tener sentimientos, te prohíben tener todo; pese a ello, Adriana tuvo su hijo y salieron las cosas como ellas las quiso.
Llegó el día del parto, un 24 de febrero del 2015, tuvo cesaría, la atendieron hasta cierto punto bien en el hospital.
“A partir de ahí, la vida de mi hijo era sólo mía, incluso allá adentro te prohíben que alguien más que no eres tu, los cuide, o que los cargue. El hecho de querer tener un hijo te decían: ha pues quisiste, pues ahora te aguantas”, evidenció.
Quisieron comprarle a su hijo
Desde su hogar en el municipio de Muñoz de Domingo Arenas, Tlaxcala, Adriana expuso que cuando dio a luz a su bebé, una de las enfermeras del hospital le ofreció dinero a cambio de que se lo diera.
“Recuerdo que me dijo la doctora, está bien bonito tu bebé, regálamelo, y yo le dije, cómo crees, claro que no, pues si no es un perro. Entonces la enfermera me dijo: y tú qué le vas a dar allá adentro (en el penal); y yo le respondí, pues va a tener a su mamá”.
Describió, incluso, que la especialista de la salud le insistía en que le iba a dar dinero por su hijo, “pero yo le reiteraba, por supuesto que no, mi hijo no fue un defecto y es mío; muchas veces me dijeron así”.
Después de la tormenta…
Ahora Adriana, a sus 30 años, y con año y medio después de haber salido de la cárcel, cuida de su hijo, quien ya tiene 3 años, y de vez en cuando ve a su otro hijo, ahora de 12 años de edad, el cual dejó en brazos cuando ingresó a la cárcel.
“Mi hijo (el menor) es un niño súper activo, feliz, ahora que habla y tiene uso de razón, me dice, mami soy el niño más feliz del mundo. Es un niño seguro, yo lo llevo a la guardería y me dicen las maestras que es un niño genial”.
“Fue planeado, creció lleno de amor, yo creo que el mismo encierro me hizo aferrarme a él tanto”.
Con melancolía recuerda que su primer hijo -a causa de haberlo dejado tan pequeño- él inició su vida con su papá, y para él no existe la figura materna. “Fue una de las cosas que me dejó el encierro”.
Por lo tanto delineó que el ser mamá en la cárcel fue una lucha contra todos, hasta con el director del penal en ese año, el cual le recriminó: “y qué ganas con embarazarte, ¿ya te viste en dónde estás? Sabes que ese (su hijo) será el delincuente que estará aquí en 20 años, y le dije, me disculpa pero no, para eso me tiene a mi y yo sabré formar un hombre de bien, para eso lo parí”, destacó la señora.
Agregó que fue juzgada, sentenciada, fue culpada y señalada por un delito que no cometió por lo tanto le quitaron sus derechos por alguien que decidió que así fueran las cosas.
“Pasó el tiempo, sí dolió, pero salí fuerte porque yo quería hacer la familia que me quitó la cárcel, porque se desintegró; mi familia en un día se perdió”, matizó, al tiempo de resaltar que sí, es una mamá que estuvo en la cárcel, pero aunque una persona esté encerrada, afuera, enferma o en la situación que sea, “en ti está lo que les quieras dar a tus hijos. El amor que se le puede dar a un hijo es muy grande”, subrayó.