Que dios me bendiga”, dijo al administrador de la página web de Ríodoce al salir de la oficina, era la frase con la que solía despedirse Javier Valdez, el periodista “Mala Yerba”, minutos antes de que lo asesinaran.

Eran las 11:56 del lunes 15 de mayo de 2017 cuando lo vieron por última vez, cinco minutos después una vecina del edificio entró a las instalaciones para avisarles que le habían disparado a uno de sus compañeros, “al señor del sombrero”, aún lo tenía puesto cuando lo hallaron.

«Doce disparos le habían pegado a Javier para arrancarle la vida. Doce tiros después de las doce«, escribió la redacción Ríodoce una semana después de su asesinato en su natal Culiacán.

Los presuntos culpables

Casi un año después, las autoridades informaron que habían detenido en Tijuana a Heriberto “N”, “El Koala”, uno de los tres presuntos asesinos del periodista.

Trabajaba como peón, albañil o plomero, pero extrañaba matar, así lo indicaron las conversaciones que autoridades obtuvieron de su celular.

“El Koala” mató a Javier por una pistola 9 milímetros con el escudo de Dámaso López Núñez y su hijo Dámaso López Serrano, «El Licenciado» y el «Mini Lic», quienes disputaban el control del Cártel de Sinaloa al hermano y los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán.

Sus cómplices habrían sido Luis Idelfonso Sánchez Romero, «El Diablo», y Juan Francisco Picos Barrueto, «El Quillo«; al primero lo asesinaron el 29 de septiembre de 2017 en Sonora, mientras que el segundo fue detenido el 24 de agosto de 2017 en Mexicali, en posesión de armas y cartuchos de uso exclusivo del Ejército.

La protesta por Javier

Pero su detención no es el final ni la solución, pues en los archivos de los 130 asesinatos de periodistas se acumula la impunidad en casi 90% de los casos, señala la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Periodistas de diferentes medios organizaron una Jornada Nacional de Protesta en Culiacán, donde desde el pasado sábado se realizan actividades que concluirán el día 16 de mayo, en memoria de su colega.

Asimismo, su viuda, Griselda Inés Triana, apuntó que espera que la detención de “El Koala” no fuera simplemente con fines electorales, pues si bien no quiere pensar mal de la investigación, “todo puede suceder en este país”.

Mientras no se esclarezca el crimen, no se puede hablar de justicia, apuntó.