El presidente Donald Trump culpó hoy a la oposición demócrata de la separación de familias indocumentadas, además de referirse a los inmigrantes pandilleros como «animales» y asegurar que México «no hace nada» para ayudar a Estados Unidos con el flujo irregular en la frontera.
Trump hizo esos comentarios en una reunión con representantes de localidades de California que se oponen a que ese estado sea un «santuario» para los inmigrantes indocumentados.
«Es algo horrible que tengamos que separar a las familias», aseguró Trump, quien dijo que su secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, está pasando por un momento «muy duro» por eso.
«Pero los demócratas nos dieron esa ley. Nos dieron esa ley y no quieren hacer nada al respecto, la dejan así porque no quieren hacer cambios. Y ahora se están rompiendo familias debido a los demócratas. Es terrible», indicó.
Trump no aclaró a qué ley se refería, pero su Gobierno anunció la semana pasada que enjuiciaría a todos los inmigrantes que cruzaran ilegalmente la frontera, incluidas las unidades familiares.
Trump también acusó a México de no hacer «nada» por Estados Unidos en la frontera, y pronosticó que el Congreso le concederá pronto «la financiación completa» para erigir su prometido muro.
«México no hace nada por nosotros. No hacen nada por nosotros. México habla, pero no hacen nada por nosotros. Especialmente en la frontera. Ciertamente no nos ayudan mucho en el comercio, pero especialmente en la frontera no hacen nada por nosotros», aseguró.
«Tenemos a gente que llega al país que ustedes no creerían lo malos que son. Estas no son personas, son animales, pero los estamos sacando del país a un ritmo nunca visto», subrayó Trump.
El presidente se refería aparentemente con su comentario de «animales» a los miembros de grupos criminales como MS-13 (Mara Salvatrucha), porque hizo ese comentario en respuesta a las quejas de la alguacil del condado de Fresno, Margaret Mims, sobre sus supuestas limitaciones a la hora de perseguir a pandilleros.
Trump tachó en la reunión de «vergüenza» las políticas de las alrededor de 200 ciudades, condados y otras jurisdicciones del país llamadas «santuario», que no destinan recursos a perseguir a inmigrantes y se niegan a informar a las autoridades federales del estatus migratorio de las personas detenidas.
Arremetió en particular contra la ley estatal que el pasado 1 de enero convirtió a California en un «estado santuario» de inmigrantes, lo que limita la colaboración de las autoridades locales con las agencias federales migratorias.
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