Chelsea Manning, abandonó a las 2 de la madrugada hora local la cárcel hace un año, el futuro de Manning era una incógnita. Lo único que se sabía es que seguiría siendo una soldado en activo del Ejército de tierra pero estaría de baja mientras se mantuviera la apelación de la sentencia que le impuso un tribunal militar.

Se desconocía dónde viviría. No recibirá un sueldo, pero podrá optar a la atención sanitaria proporcionada por el Ejército.

Podemos todos finalmente celebrar la fortaleza y heroísmo que ha mostrado en sobrevivir y compartir su verdad y vida con nosotros”, señaló Chase Strangio, el abogado de la American Civil Liberties Union. Esa organización encabeza la defensa legal de Manning y fue clave en lograr que el Ejército le proporcionara tratamientos iniciales para su transformación de hombre a mujer.

Manning anunció en 2013 su cambio de género y pidió ser llamada por el nombre femenino de Chelsea en vez del masculino de Bradley. Lo hizo tras ser condenada a 35 años de cárcel por llevar a cabo en 2010 la mayor filtración de documentos gubernamentales secretos de la historia reciente de Estados Unidos, que dejó al descubierto los entresijos de los intereses diplomáticos de la primera potencia mundial y desató una tormenta internacional que enfureció a numerosos aliados de Washington. La condena fue la mayor de ese tipo impuesta en EE UU y terminaba en 2045.

Obama justificó la conmutación de la pena, aprobada en enero, tres días antes del traspaso de poderes a Donald Trump, en las muestras de arrepentimiento de Manning y en la voluntad de equiparar la sentencia «desproporcionada» a otros delitos similares, que suelen castigarse con hasta tres años de cárcel. El expresidente dijo que Manning sirvió una «dura» condena y que se sentía «muy cómodo» con la decisión y esgrimió que existen más canales ahora en el Gobierno para evitar filtraciones.