El Senado de Estados Unidos confirmó este jueves a Gina Haspel como la primera mujer en dirigir la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), a pesar de las preocupaciones de algunos legisladores por su participación en el programa de tortura implementado tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Con 54 votos a favor, incluidos seis demócratas, y 45 votos en contra, dos de ellos de republicanos, la confirmación de Haspel sólo fue posible hasta que la nominada aseguró que se opondría a volver a aplicar el polémico programa de interrogatorios.
Uno de los puntos más álgidos de su proceso de confirmación tuvo que ver con su decisión de destruir más de 90 videos sobre las acciones de la CIA en casos de detenidos por sospecha de terrorismo.
Aunque Haspel defendió las acciones de la agencia de inteligencia en lo que calificó como un periodo “tumultuoso”, se comprometió a no repetirlo como directora de la CIA.
Al final del proceso, los republicanos Jeff Flake y Rand Paul votaron en contra, mientras el senador John McCain estuvo ausente debido a su tratamiento de cáncer cerebral, pero dijo que se oponía a la confirmación de Haspel.
Gina Haspel, de 61 años, es una veterana con más de tres décadas de experiencia como parte del servicio de carrera de la CIA, donde también formó parte de las operaciones clandestinas de la agencia de inteligencia. Estuvo a cargo de un centro secreto de tortura en Tailandia y de implementar la orden para encubrir crímenes mediante la destrucción de cintas de video
Antes de ser nominada por el magnate Donald Trump, Haspel fungía como subdirectora de la agencia.
ONGs: confirmación de Haspel, recompensa a tortura
Tres de los más importantes organismos no gubernamentales (ONG’s) en Estados Unidos calificaron la ratificación de Gina Haspel al frente de la CIA como una recompensa a su pasado vinculado con la tortura.
Entre la información conocida sobre Haspel contenida en informes del Senado, destaca por ejemplo que supervisó que un hombre fuera sometido a la tortura de asfixia con agua en 83 ocasiones, azotado contra las paredes, privado de sueño y encerrado en una caja similar a un ataúd.
En un comunicado, el organismo de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) señaló que durante más de dos décadas Estados Unidos ha evitado investigar, rendir cuentas u ofrecer reparaciones a las víctimas de tortura y desapariciones forzadas.
Sin embargo, ahora Estados Unidos “ha ido más lejos. El Senado ahora ha recompensado esa conducta atroz promoviendo a alguien que supuestamente administró torturas para dirigir una de las agencias más poderosas del gobierno”.
De acuerdo con Daphne Eviatar, directora de seguridad con derechos humanos de AI, «el Senado acaba de confirmar que tolerará la podredumbre en el núcleo de nuestro gobierno, al elevar a alguien vinculada a esas atrocidades para dirigir ahora la CIA».
Eviatar añadió que la confirmación sugiere que Estados Unidos no ha aprendido nada de una década de “políticas vergonzosas” que despojaron la dignidad humana y la libertad, y socavaron el estado de derecho internacional.
Por su parte Laura Pitter, abogada principal de seguridad nacional para Estados Unidos de Human Rights Watch (HRW), aseveró que la confirmación de Gina Haspel revela el «perverso fracaso de Estados Unidos para lidiar con abusos del pasado», pese a que la tortura es simple y llanamente un crimen.
“Estados Unidos nunca ha estado dispuesto a admitirlo ni a tomar las medidas adecuadas (para desterrar la tortura). Hasta que lo haga, Estados Unidos se alinea con países que socavan el respeto por los derechos fundamentales y el estado de derecho”, afirmó Pitter.
Mientras tanto Christopher Anders, subdirector de la oficina legislativa de la Unión para las Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU), aseguró que de principio a fin el proceso de confirmación de Haspel fue un encubrimiento para suprimir información sobre el programa de tortura de la CIA.
“Es una completa desgracia para nuestra democracia que los senadores se negaran a hacer su trabajo para mantener la transparencia y la responsabilidad. La confirmación de Gina Haspel es una marca negra en nuestra historia, una que lamentaremos”, sostuvo Anders.