El presidente Donald Trump ha insistido en las últimas semanas al Congreso que elimine los “recovecos” que, afirma, permiten a delincuentes ingresar en el país de manera ilegal. Sin embargo, tras bambalinas, Trump ha mostrado poco interés en sumarse al intenso debate en el Capitolio sobre una iniciativa de inmigración que muchos creen es poco probable que llegue a su escritorio.

Trump se ha mantenido al margen de la disputa en la que algunos representantes republicanos _tanto de derecha como de centro_ tratan de forzar una votación sobre diversas propuestas relacionadas con la inmigración. Una prevé que se conceda a los “dreamers” un mecanismo para regularizar su condición migratoria y reforzar la seguridad fronteriza, pero podría no brindar financiamiento suficiente para el muro fronterizo que Trump se comprometió a construir en la frontera sur.

El presidente no ha convocado a miembros de la Cámara de Representantes a la Casa Blanca. Tampoco les ha llamado para conocer cómo votarían ni para hacer cabildeo. Sus mensajes en Twitter, el escaparate más claro sobre sus prioridades personales, están casi en silencio sobre el tema. Más bien parece estar aguardando a que los republicanos concreten un acuerdo que pueda tener el apoyo de moderados y conservadores.

“Hay varios proyectos de ley circulando, doy seguimiento a uno o dos de ellos. Veremos qué sucede”, declaró Trump esta semana en una entrevista con Fox News en la que puso de relieve su neutralidad sobre el asunto.

Un alto funcionario en la Casa Blanca dijo que al interior de la presidencia la situación es vista como un asunto de la Cámara de Representantes, y Trump estaría feliz de intervenir si los líderes legislativos se lo piden una vez alcanzado un acuerdo. La persona dijo que la Casa Blanca pretende hacer hincapié en los temas de inmigración y la seguridad fronteriza como parte de la estrategia para las elecciones de medio periodo. Incluso si una propuesta no es aprobada en ambas cámaras, la Casa Blanca cree que los republicanos obtendrán una ganancia política, dijo la persona, que al igual que otras, solicitó el anonimato porque no estaba autorizada a hacer declaraciones sobre conversaciones privadas.

Sin embargo, un colaborador republicano en el Capitolio enterado de las discusiones dijo que la Casa Blanca ha indicado a los dirigentes del Congreso por vías discretas _incluida una reunión la semana pasada en la Casa Blanca_ que el presidente ve poco beneficio en que se gaste demasiado capital político antes de las elecciones de medio periodo para recabar apoyo a una medida que se cree tiene pocas posibilidades de convertirse en ley.

Aunque enlaces de la Casa Blanca trabajan con los líderes del Partido Republicano sobre una medida alternativa que capte el respaldo suficiente de los republicanos para que avance, el presidente se ha mantenido neutral al permitir que los líderes de la Cámara de Representantes se encarguen de desarrollar una estrategia legislativa, según colaboradores de la Casa Blanca y el Congreso.

Esta moderación podría parecer inesperada en un presidente que ha convertido la inmigración en uno de los temas distintivos de su gobierno. Sin embargo, su renuencia a intervenir pone de relieve la claridad de los límites en el ámbito de un año electoral. Sin Trump, es más probable que el esfuerzo se estanque en el Congreso debido a las desavenencias de las facciones. La postura de mantenerse alejado también podría reflejar una preocupación de que aprobar cualquier legislación que amplíe la protección a los inmigrantes pondrá furiosa a la base que apoya a Trump y podría tener resultados adversos en noviembre, cuando los republicanos necesitan contrarrestar una ola de entusiasmo demócrata.