El pasado martes, el Senado de Canadá aprobó la legalización de la mariguana y abrió el camino para su libre producción y consumo en el país norteamericano, en un periodo de entre ocho y 12 semanas.
Tras la decisión del Senado –con 52 votos a favor, 29 en contra y dos abstenciones– la ley deberá ser homologada por la gobernadora general del país, que representa a la reina Isabel II.
Canadá se convertiría en el primer país del G20 en autorizar el libre consumo y producción del cannabis, poniendo fin a la prohibición que pesaba sobre él desde 1923 –el uso medicinal estaba permitido desde 2001–.
La legalización total de la marihuana formaba parte del programa electoral con el que Justin Trudeau ganó las elecciones de 2015.
Entre sus argumentos a favor de la medida estaba que, al quedar en manos del Estado, la mariguana no estaría al alcance de los menores y del crimen organizado, que hasta ahora lucra con su producción y venta.
La ley estipula, entre otros puntos, que el cannabis sea producido por compañías autorizadas y que la venta tenga lugar en tiendas propiedad de las distintas provincias.
Además, la posesión no puede ser superior a los 30 gramos y establece la edad mínima de compra y consumo en los 18 años, aunque algunas provincias ya han indicado que en sus territorios será a partir de los 19 años de edad.
El 75 por ciento del dinero recabado en impuestos llegará a las provincias y el 25 restante irá a las arcas federales.