Luego de que aficionados iraníes hicieron una visita al hotel Mercure de la ciudad de Saransk para apoyar a su equipo, pero no lanzando porras ni palabras de aliento, sino llevando una peculiar serenata con vuvuzelas y tambores a la selección de Portugal.

Tal fue el escándalo que Cristiano Ronaldo, la figura del cuadro lusitano, tuvo que asomarse a la ventana para pedir que los dejaran dormir.

Versiones señalan que a pesar de que la policía intentó cortar el paso cerrando calles, pequeños grupos lograban colarse y mantuvieron el ruido durante la mayor parte de la madrugada.