Andrés Manuel López Obrador, virtual ganador de las elecciones presidenciales del 1 de julio, agradeció las felicitaciones de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón y Vicente Fox, pero recalcó que “no van a haber más pensiones”.

Tras dar a conocer esta propuesta durante su campaña electoral, el exmandatario panista Fox Quesada declaró que dicha pensión era “para no robar”; mientras que Calderón Hinojosa aseguró que no pasaba nada pues él la dona a una fundación, pero que la medida pondría en peligro la seguridad de los expresidentes y sus familias.

¿A qué se refería con ello?

El 31 de marzo de 1987, el presidente Miguel de la Madrid estableció los beneficios que recibirían aquellos que fungieran como mandatarios tras concluir su administración, componiéndose de una pensión equivalente al salario total que recibían en sus gobiernos.

Asimismo, al morir, sus cónyuges heredarían la pensión vitalicia del 80 por ciento de dicho salario y se reduciría 10 por ciento cada año, teniendo como límite el 50 por ciento del total del sueldo.

Además de los 205 mil 122 pesos mensuales que reciben los exdirigentes federales, tienen prestaciones como un grupo de seguridad –adscrito al Ejército, la Armada y a la Fuerza Aérea–, personal administrativo –25 empleados pagados por la federación– y seguro de vida y gastos médicos.

México tiene cinco expresidentes vivos: Luis Echeverría, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón; además de dos viudas que también reciben pensión, Sasha Montenegro y Paloma Cordero, quienes fueran esposas de José López Portillo y Miguel de la Madrid, respectivamente.

Únicamente Salinas y Zedillo renunciaron a la pensión, y aunque Calderón la dona a la organización “Aquí nadie se rinde”, que ayuda a niños con cáncer, sigue representando un “egreso” para el erario.

Más de 7 millones al año por cada uno

Cerrando las cuentas, el costo supera los dos millones 460 mil pesos anuales que, multiplicados por los tres expresidentes, significan 7 millones 380 mil pesos.

Cabe mencionar que fue en 1976 cuando Luis Echeverría destinó 78 elementos de seguridad a los exmandatarios, distribuidos entre 45 del Ejército, 22 de la Armada y 11 de la Fuerza Aérea; sin embargo, después del mandato de Calderón, tanto el grupo de seguridad como el administrativo fueron modificados, por lo que el número podría ser aún mayor.