Doce oficiales de la inteligencia militar rusa hackearon al equipo de campaña de la candidata presidencial Hillary Clinton y al Partido Demócrata, y filtraron decenas de miles de comunicaciones privadas dentro de un plan de gran envergadura del Kremlin para intervenir en las elecciones estadounidenses de 2016, de acuerdo con una acusación formal hecha pública días antes de que el presidente Donald Trump se reúna con su homólogo ruso Vladimir Putin.
La acusación corresponde a los primeros cargos presentados por el fiscal especial Robert Mueller contra funcionarios del gobierno ruso por entrometerse en asuntos políticos estadounidenses, un plan que las agencias de inteligencia de Estados Unidos afirman estuvo dirigido a ayudar a la campaña de Trump y perjudicar a Clinton.
En la acusación de 29 páginas se expone cómo meses antes de los comicios, oficiales rusos maniobraron para entrar clandestinamente en cuentas de correo electrónico cruciales de los demócratas, como la del presidente de la campaña de Clinton, John Podesta, del Comité Nacional Demócrata y del Comité de Campaña Legislativa Demócrata. Los correos electrónicos, muchos de los cuales eran perjudiciales políticamente para Clinton, aparecieron en WikiLeaks en el tramo final de la campaña.
De acuerdo con los cargos, los acusados rusos, valiéndose de un personaje conocido como Guccifer 2.0, se comunicaron en agosto de 2016 con un allegado al equipo de campaña de Trump para ofrecer ayuda.
Y el mismo día que Trump alentara en un discurso a Rusia a encontrar los correos electrónicos perdidos de Clinton, los hackers intentaron por primera vez ingresar en las cuentas de correo electrónico utilizadas por la oficina de Clinton.
Mueller no acusa a los colaboradores de campaña de Trump de haber participado en la intrusión cibernética o que estadounidenses hubieran sabido de antemano que tenían comunicación con oficiales rusos, ni que el hackeo hubiera alterado el escrutinio de votos. La Casa Blanca aprovechó esos puntos en un comunicado en el que no condenó la injerencia rusa.
Se desconoce si el contenido de la acusación podría influir en la reunión del lunes entre Trump y Putin.
Trump ha expresado en más de una ocasión su escepticismo sobre la participación rusa en el hackeo, y los demócratas lo acusan de ser demasiado cercano al mandatario ruso. Antes del anuncio de la acusación, Trump volvió a quejarse de la investigación rusa y señaló que la “estupidez” complicaba “demasiado concretar algo con Rusia”.
Por su parte, el Kremlin rechazó una vez más que hubiera intentado influir en los comicios. “El Estado ruso jamás ha intervenido ni tiene intención de hacerlo en las elecciones estadounidenses”, dijo el viernes el asesor de asuntos extranjeros de Putin, Yuri Ushakov.
Si se demuestra la participación de oficiales de la agencia de inteligencia rusa conocida como GRU, serían echados por tierra los desmentidos del Kremlin de que el Estado ruso no se ha entrometido en las elecciones estadounidenses porque que el GRU es parte del aparato estatal.
Los acusados rusos no están detenidos y se desconoce si alguna vez serán presentados ante un tribunal en Estados Unidos, aunque el Departamento de Justicia considera que las acusaciones en ausencia funcionan como disuasivo.