Los residentes del noreste de Congo se preparaban para un nuevo brote de ébola, al tiempo que la Organización Mundial de Salud dijo que espera determinar para el martes si la cepa del virus allí se puede prevenir con una vacuna experimental.

Las autoridades de salud aislaron la aldea de Mangina, donde se han confirmado cuatro casos. La aldea está apenas a 30 kilómetros de la ciudad de Beni y sus más de 680.000 habitantes.

Las autoridades han advertido que el nuevo brote, anunciado una semana después que fue declarado el fin de otro brote de ébola en el noroeste del país, representan “un reto sumamente complejo” debido a la presencia de numerosos grupos armados en la región y a la cercanía de Beni y de la transitada frontera con Uganda y Ruanda.

La pronta vacunación de más de 3.000 personas ayudó a contener el brote anterior, que causó 33 muertes.

El director de emergencias de la OMS dijo que había aún 3.000 dosis de la vacuna en la capital de Congo, sobrantes del brote previo. El doctor Peter Salama dijo a la prensa en Ginebra que la organización puede movilizar hasta 300.000 dosis más en un plazo muy corto.

Las autoridades dijeron que no hay indicios de que los dos brotes, ocurridos a más de 2.500 kilómetros (1.553 millas) uno del otro, tengan alguna relación entre sí. El ministerio de salud anunció el miércoles las cuatro muertes en Mangina y añadió que al menos 20 personas han muerto de una fiebre hemorrágica.

Salama dijo que se prevé un aumento de los casos, “basados en la trayectoria de epidemias en esta etapa de su desarrollo”.

Congo ha lidiando con ébola durante décadas y este es el 10mo brote de la enfermedad en el país. El ébola, identificado inicialmente en Congo en 1976, es transmitido a los seres humanos por murciélagos, monos y otros animales. Se transmite por contacto con fluidos corporales de infectados, incluyendo cadáveres.

No existe un tratamiento específico para el ébola y el virus resulta fatal en hasta 90% de los casos, según la cepa.