Las cenizas que cubrieron la ciudad de Pompeya, al sur de Italia, tras la erupción del volcán Vesubio, ocultaron durante dos milenios un palacio decorado con obras de arte que los arqueólogos han traído a la luz.
La “Casa de Júpiter”, dedicada al dios romano, mantiene en sus muros pinturas características del primer estilo ornamental de la ciudad, que fue cubierta por material volcánico un día de agosto del año 79 d. C.
Los frescos, que se habrían realizado dos siglos antes de la erupción y pertenecían al senador Marco Nonio Balbo, de acuerdo con los estudios, se conservaron casi de forma intacta gracias al flujo piroplástico y las cenizas que se solidificaron con el paso de los siglos.
Y aunque fue explorado en los siglos XVIII y XIX, según demuestran los túneles y zanjas que se empleaban en la época borbónica, gran parte de esta domus permanecía aún sepultada, revelando poco a poco sus riquezas.